El miércoles 12 de septiembre despertamos temprano (o eso intentamos), y pusimos rumbo hacia “Karini Beach” siguiendo las indicaciones que el gps nos iba dando. Sin querer terminamos descendiendo por un camino que bien se podría decir que solo es apto para cabras. Tardamos más de 10 minutos en descender los dos kilómetros que separaban la carretera principal de la playa.

“Karini Beach” es muy bonita, también algo salvaje ya que la rodea la montaña y sus acantilados. Es totalmente de arena y sus aguas son tan transparentes que puedes incluso ver los peces y demás seres que habitan sus aguas sin necesidad de sumergirte en ellas.

El único “pero” de este lugar, es el camino que hay que recorrer para poder llegar a ella. Si debería decir si vale o no la pena, puedo asegurar que hay playas igual de bonitas donde el camino es mucho más fácil.

Por el hecho de haber sufrido tanto al volante para llegar a ella, nos hemos querido quedar todo el tiempo del mundo hasta que nuestros estómagos como siempre, dijeron la suya. Cuando estos han empezado a gruñir (cómo es normal) nos hemos vuelto a enfrentar al camino de cabras, rezando para no encontrarnos ningún coche de frente, ya que el camino además de estar en pésimas condiciones, es de doble sentido y estrecho.

Tras más de diez minutos de subida, algún que otro coche que se nos ha cruzado y algunas gotas de sudor que han descendido por nuestra cabeza a causa de la angustia, hemos puesto rumbo al pueblo de Skala. Nuestra intención era visitar las playas cercanas, pero una taberna cercana a ellas nos ha invitado a detenernos primero. Se llama “Persas Tavern”, esta vez nos decantamos por “tomatoes and peppers stuffed” y unas “meat balls” de Cefalonia. Los platos eran gigantes y la comida estaba muy buena, el único inconveniente es que en una de las albóndigas me he encontrado dentro un pelo enrollado entre la carne picada, algo que ha hecho que nuestro estómago se cerrara en banda y no quisiera comer nada más.

Tras el incidente, hemos pedido la cuenta y nos hemos puesto en marcha de nuevo, poniendo rumbo hacia las playas de “Kaminia beach” y “Mouda Beach”. Pensábamos que íbamos a encontrar unas playas más en las que alucinar por el color del agua y lo paradisíacas que son, pero nos hemos topado con un lugar que no tenía ningún tipo de aliciente que pudiera invitarte a quedarte. Así que un baño para refrescarnos y un rato al sol ha sido suficiente.