Es sorprendente la capacidad del ser humano para hacer posible lo imposible, el descubrimiento de Inmerovigli me había ayudado a recordarlo, pero aún más, el reconocer y saberme aquí y ahora, el día de mi segundo aniversario con una de las personas más especiales de mi vida en la más bonita y romántica de las islas del planeta, y uno de los lugares que siempre había querido visitar, no hacía sino asegurármelo y grabármelo a fuego en la memoria.

Era el 21 de Junio y hacía dos años que Vicky y yo iniciamos esta vida en pareja que discurríamos juntos, habíamos sorteado ya infinidad de aventuras, discurriendo 3 meses el sudeste asiático, sorteando en pie, bici o furgoneta buena parte de Europa, cabalgando las dunas del más bonito de los desiertos a lomos de camellos, e incluso visitando muchas y distintas islas en distintos puntos del mapa. Ahora estábamos aquí disfrutando de una nueva aventura que comenzaría meses atrás cuando lo dejamos todo para disfrutar de Italia, Grecia y lo que venga, mientras dábamos rienda suelta a nuestros sueños…

Vistas desde lo alto de Fira

Esa misma noche aprovecharía para llevarla a uno de los restaurantes con mejores vistas de toda Santorini, intentando hacer inolvidable también ese día, pero nuestra primera misión sería hacernos con billetes a el único olcán activo que puede apreciarse en Santorini (el resto están sumergidos), el Nea Kameni…

El día anterior habíamos investigado las distintas opciones para visitar este enigmático lugar y así, por la mañana nuestra primera intención sería dirigirnos directamente a una tienda llamada Kamari Tours, para hacernos con la visita al volcán de 3 horas de duración con salida desde el puerto de Athinos.

Conseguimos tratar el precio (ya lo hicimos el día anterior), dejándolo finalmente a 25 euros por persona (el coste inicial era de 38). Había más y distintas opciones pero aquella era la que más nos atraía, tanto por tiempo como por coste y realidades que podríamos descubrir.

En breve estaríamos aquí, en el volcán Nea Kameni

Una vez comprados los billetes, aprovechamos para discurrir las diferentes callejuelas del centro de Fira, descubriendo rincones mágicos muy parecidos a los de Inmerovigli, que nos dejaban boquiabiertos. Aproveché de paso para acercarme al Vulcano Blue, restaurante que había probado a reservar, dándome cuenta de como las vistas no me parecían tan alucinantes como uno de sus vecinos, el Fanari Restaurant…

Celebraríamos nuestro aniversario con las mejores vistas a la caldera

Vicky rápidamente comprendió mis intenciones con lo que decidí contarle la verdad y probar a reservar la mesa con las mejores vistas… a las siete y media de la tarde ya teníamos la cena, ahora tocaba seguir descubriendo y disfrutando muchos de los regalos que la isla tenía por ofrecernos, uno de los más reconocidos lugares, en la parte norte que aún nos quedaba por conocer, se llamaba Oia, y muy ilusionados por cuanto podría ofrecernos, hacia allí nos dirigimos.