Llegabamos a Calcuta, la ciudad que debía servirnos de paso hacía Tailandia, nuestro próximo destino. La idea era disfrutar de su carisma, no sufrir por ello…

Antes de comenzar el viaje, estudiamos recorridos y priorizamos lugares según nuestros intereses. Uno de los lugares que más nos entusiasmaban era Birmania y para llegar allí pensabamos disfrutar de algunos de las ciudades más bonitos (históricamente) de Tailandia, Ayuthaya y Sukothai. Yo conocía la India (nuestro punto de partida) y Vicky Tailandia, la puerta de entrada a Birmania y, dibujando el recorrido elegimos Calcuta como punto final a la India.

En mi viaje anterior por la India junto Elio intentamos sacar el mayor jugo a la capital de Bengala, una ciudad tan carácteristica y sombría que nos pareció el lugar terrestre más parecido a Gotham City, la ciudad del pecado del fámoso superhéroe Batman.

Si no conoces Gotham city, cualquier comic o película de Batman te acercará a ella, si más tarde o antes pasas por Calcuta, podrás entender a lo que me refiero. Una especie de bruma lo acompaña todo, la que unida a la deficiente iluminación del lugar, el amarillo tan particular de sus taxis y las luces de colores de sus calles hace sentir que el misterio y lo desconocido fluyen por cualquiera de sus callejones…

Calcuta de noche

Calcuta de noche

Si no conoces la india, la elijes como primera parada y tienes alguna especie de prejuicio o miedo con respecto a los indios, te desaconsejo este lugar para empezar, fácilmente te acojonarás…

Si la conoces bien o al menos comprendes parte de su esencia, el temor será la última de las preocupaciones. Puede que veas mucha pobreza, desolación o falta de posibilidades, incluso puedes ver caras que te hagan desconfiar y tal vez jamás hayas visto tanta gente durmiendo en las calles de una ciudad, pero, en la India, la misería no significa peligro.

Teníamos 3 días por delante antes de coger el vuelo y habiamos llegado sobre las 21 de los Sundarbans a Calcuta (sin nada reservado, a la aventura), conocedor de la ciudad y con algo de memoria, recordé que el lugar de los mochileros (zona turistica como nosotros la entendemos) se llamaba Sudder Street. Sin muchos rodeos (ni siquiera regateando demasiado al tuktukero) nos dirigimos hacía allí para, 2 horas más tarde, elegir a regañadientes la única opción que veíamos decente (tras la aventura de los sundarbans, no valía cualquier cosa).

Al día siguiente cambiamos de hotel, no sabíamos si era la fecha o siempre esta tan complicado encontrar un lugar decente en esta ciudad ya que nos recorrimos la zona de Sudder Street durante horas y todo estaba ocupado, por no decir que ciertos hoteles -directamente- no aceptan a extranjeros (cosa que nos sorprendió ya que el trato recibido por parte de los indios había sido de todo menos racista). Buscando explcaciones nos comentaron que al estar esa calle cerca del convento de Santa Teresa de Calcuta, era una zona demasiado concurrida y casi nunca había mucho sitio donde alojarse, tras asegurarnos de esto a Vicky se le ocurrió (se vé que ha nacido en otra época) tirar de Booking y, aunque podía ir en contra de mi modo de entender el viaje, tocaba aceptar que los tiempos han cambiado y en lugares como este, tal vez fuese la mejor opción (y así fué).

Calle de Sudder Street

Calle de Sudder Street

Encontramos un buen hotel cercano a la zona de Sudder Street (podíamos ir a pie) de la misma cadena (OYO) que los hoteles de hyderabad. Estabamos bastante cansados de tanta tralla y teniamos ganas de pegarnos unas buenas duchas (entre otras cosas) así que tras realizar el checkin, descansamos un rato.

Algo más tarde, tras recuperar energías, decidimos ir a ver una de las películas (Bollywood) del momento en la india: Raees y buscamos un cine cercano. Entre el hotel y Sudder Street se encontraba el cine Elite, lugar donde veriamos la película.

Extrañas coincidencias del destino darme cuenta al entrar que 4 años antes con Elio fui a ver una película al mismo cine, en aquella ocasión (por el horario) en el cine no había casi nadie y no pude disfrutar de toda la esencia de ver una película india en India. Esta vez tendríamos más suerte.

Película india en indio, yo sabía la trama fuese cuál fuese el cartel o el título y aunque no me guste spoilear le comenté a Vicky cuál iba a ser la historia: tio indio guaperas bastante flipado que se pega constantemente sin despeinarse hasta conocer a una chica que lo enamora y por la que pierde el culo por ella. Más o menos así fue aunque he de decir que la película estaba bastante bien hecha.

El peliculón

El peliculón

Al comenzar la película en una sala semiabarrotada, la gran pantalla se completo con una bandera india de la que salía su himno, todo el mundo se puso en pie y, con una mano en el pecho se empezaron a cantar el himno, yo por resperto hice lo mismo sin pronunciar palabra…

Tras eso empezó la película, todo el mundo callado hasta que…apareció el nombre del protagonista Shah Rukh Khan, tras lo que gran parte del público, tanto femenino como masculino imitaron a las muchas quinceañeras del Real Madrid que pueden ver a Cristiano Ronaldo secarse el sudor de la frente con su camiseta…algo bastante tirando a muy… cutre. Y así ocurriría en varias ocasiones de la película cuando el protagonista soltaba frases en hindi ininteligibles para nosotros.

Era gracioso y había que aceptar que (aunque escandalosos) en su realidad, los raros somos nosotros. Tan o más gracioso era observar cómo Vicky y yo no perdíamos el hilo de una película de la que no entendiamos ni J, cuanto poder tiene la imaginación…

Otra cosa peculiar de las películas en India es que, como en Italia, las sesiones tienen dos partes, un primer y un segundo tiempo como en los partidos de fútbol, con una pausa que ayude a reponer líquidos, echar un cigarro o lo que a cada uno le apetezca…

Vendedores de palomitas ambulantes

Vendedores de palomitas ambulantes

Fue gracioso observar como en la pausa un gran número de vendedores de palomitas ambulantes se agolpaban a las verjas del cine (lo chapaban durante la sesión) a vender palomitas a mitad de precio, también nosotros aprovechamos la ocasión.

Tras las palomitas y disfrutar de uno de los mejores cafés (no chais) que haya probado en la India fuímos a terminar la película.

Aunque segúia bastante el hilo de la mayoría de películas de Bollywood, era una película algo diferente. El protagonista era un traficante de alcohol (una especie de tabú en la india) que mataba cuando le apetecía o lo calentaban un poco (o así lo entendímos) pero a la vez era una especie de héroe tanto en la película como fuera de ella (en la misma sala), nos pareció extraño conociendo la (en ocasiones) demasiada bondad en la forma de ser de los habitantes de este país. Si la encuentró en español o inglés intentaré verla una vez terminado el viaje, tal vez flipé con mi excesiva imaginación…

Aún nos quedaban dos días en Calcuta que los dedicamos a callejear por una ciudad en la que la vida esta en sus calles, en ellas (por desgracia) mucha gente duerme o se lava, se vende, se juega, se reza, se come…

Niños jugando

Niños jugando

Imposible perderse toda esta vida si se pasea por Sudder Street, las calles cercanas a Santa Teresa o el New Market, los lugares más enigmáticos del lugar.

Chavales jugando al cricket en la calle

Chavales jugando al cricket en la calle

Chaval refrescándose

Chaval refrescándose

 

Como sabíamos que en este viaje no volveríamos a la India, intentamos disfrutar de estos días sacando lo justo tirando de tarjeta cuando fuera necesario ya que las rupias en Tailandia o Camboya nos servirían de poco, esta práctica nos llevaría a cometer un gran error de estos que difícilmente acabes olvidando, el estado de la comida…

Niño vendedor de Chais

Niño vendedor de Chais

En la última noche, con pocas rupias en efectivo y ante la dificultad de pagar con tarjeta en los restaurantes de la ciudad, nos acercamos a uno en pleno New Market que, dessde fuera daba bastante buena imágen, el Aminia Inn, ojála hubiese visto más capítulos de Chicote…

Tras ojear la carta e intentar elegir aquello que nos apetecía, el camarero parecía reusar toda posibilidad comentándonos que, “de eso” (leáse Cheese Naan, Veg Biryani etc…) ya no había. Las únicas posiblidades parecían ser el Paneer Butter Masala (Masala con mantequilla y queso) y un tipo de pan llamado Parotha, no teníamos mucha hambre pero necesitabamos meternos algo en el cuerpo así que le dijimos que ok, compartiríamos…

Shadu en la calle

Shadu en la calle

stateresa

2 de los símbolos de Calcuta, su Taxi y el carro a pie

2 de los símbolos de Calcuta, su Taxi y el carro a pie

Con malos modos vimos como nos acercaba dos vasos llenos de agua, los observé y noté como uno una de las dos aguas tenía un color algo amarillo. Como sé que a veces no veo bien de cerca le comenté a Vicky si le parecía que el agua era igual a lo que me dijo (con mucha razón y más sabiendo lo que vendría) que ella de ese agua no iba a beber. La apoyé y pedimos agua embotellada, el camarero dijo que no tenían…¡daban muchas ganas de espabilarlo al tio!

Pocos minutos después llegó el Paneer Butter Masala, una pinta horrible que ahora (casi una semana después) recordarlo aun me trae naúseas…pero, como estabamos en la India entendímos que tal vez en ese lugar el aspecto podía ser ese, que idiotas…

Más tarde llegaría el pan o un simulacro de pan untandísimo en aceite (de vé a saber qué) que te empapaba las manos…

Si no fuera porqué teníamos hambre y aquel no era nuestro país no hubieramos pegado un bocado a todo aquello, es más, creo que la mayoría de gente del lugar se habría lamentado y que, extrañamente aquél camarero al que no pareciamos gustar en absoluto, nos sacó comida en mal estado…

La mañana siguiente salíamos hacía Bangkok, si hubiesemos seguido en Calcuta, el camarero se habría enterado…contra el restaurante no se podía hacer nada diferente a criticarlo como estoy haciendo en esta entrada: si vas a Calcuta hay restaurantes buenísimos como el Raj’s Spanish café en Sudder Street, si veis el Aminia Inn (en la zona del New Market) y tenéis un huevo a mano y algo de mala hostia… ¡apuntad a sus cristales!

Disfrutando de paella en el Raj Spanish Cafe

Disfrutando de paella en el Raj Spanish Cafe

Si un día vuelvo a Calcuta, así lo haré…

Con un virus en el estómago decidimos terminar con Calcuta yendo a disfrutar del espectáculo (triste) del Paris Bar. Una especie de Table Dance sin table ni dance en el que algunas chavalas (con mucha ropa si pensamos en lo rancio del lugar) hacen como que bailan al son de la música mientras indios ricos les tiran encima sus billetes intentándo diferenciarse como gallo de corral…Lamentable si piensas que se dejan cientos o miles de euros (aún no he entendido bien para que) y más teniendo en cuenta que justo a la salida miles de personas duermen en las calles y viven en la miseria.

Tras una noche en la que a mi me repetía todo y Vicky no pudo aguantar los vomitos, nos acercamso al avión que nos acercaría a Bangkok, un lugar que ni pintado encontrándonos en el estado que poco más tarde comprenderíamos encontrarnos…

La india es sinónimo de aventura y como en toda aventura te pueden ocurrir cosas maravillosas y otras no tanto, la que acababa de llegar a nuestra realidad se llamaba diarrea del viajero y puedo deciros que, en cuanto a problemas estomacales se refiere, jamás había conocido una tocadura de pelotas tan insistente. Por fortuna Tailandia, un país mucho más higiénico y parecido a Europa en este sentido, nos esperaba…

Si te ha gustado el post, tal vez pueda interesarte conocer de primera mano el viaje que reflejé en mis diarios en Aventuras en el Sudeste Asiático y la India.