Situado en la ladera de una montaña llamada Monte Parnaso, se encuentra Delfos. Un sitio arqueológico y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Ahora convertido en un lugar de interés turístico, pero que aguarda un pasado místico y mitológico.

En la Grecia antigua era el lugar del oráculo de Delfos, dentro de un templo que se dedicaba a un único dios, Apolo. También se consideraba por todo el mundo griego como el centro del universo.

Hasta aquí llegaban peregrinos de diferentes partes de Grecia, que recorrían parte del país en busca de las respuestas a sus preguntas dadas por Pitia, la sacerdotisa más famosa de la época y la que tras un ritual conseguía comunicar a los mortales las predicciones futuras que el dios Apolo le contaba. Estas premoniciones siempre eran interpretadas por los sacerdotes, ya que la pitonisa entraba en un estado de “trance” cuyos gestos y palabras eran incomprensibles para cualquier otro humano.

Los peregrinos en ocasiones recorrían distancias tan grandes, que llegaban a tardar meses en poder llegar a Delfos. Estos descendían las laderas de la montaña frente al monte Parnaso por unos caminos serpenteantes topándose de frente primero con el palacio de Atenea. Tras ello, debían continuar el camino ascendente conocido como “Vía Sacra” que les llevaba hasta el oráculo.

Incluso tras esa odisea, dependiendo de las ofrendas y del día que tenía la pitonisa, podía ser que no tuvieran suerte y no fueran los elegidos para entrar en el oráculo y formular las preguntas.

Durante el camino podían observar los distintos “tesoros”, que habían traído desde las diferentes regiones de Grecia en modo de ofrenda al dios Apolo. Uno de los más importantes fue el “tesoro de los atenienses”.

Una vez dentro del oráculo en el área conocida como ágora, existían tiendas donde si te habías olvidado de traer alguna ofrenda para el dios, te vendían cabras para el sacrificio, tartas y todo tipo de reliquias que podías comprar y ofrecer al dios para que la predicción fuera más acertada. Este lugar tan místico se convirtió en el sitio religioso más importante de todo Grecia.

Como nuestra etapa en el Peloponeso había finalizado y en unas semanas debíamos dirigirnos hacia el norte de Salónica, decidimos dirigirnos hacia Delfos con la intención de descubrir y disfrutar de uno de los lugares más mágicos del país.