Mapa de Angkor

Mapa de Angkor

Durante el período de relax en la isla de Koh Rong Samloem habíamos estudiado cuál sería nuestro siguiente paso, queríendo volver a pasar por Vietnam y poder disfrutar y conocer también de Malasia antes del vuelo de vuelta a Madrid el día 3 de Abril, era importante ahora disfturtar de la reconocida 8 maravilla del mundo.De este modo antes de dejar Koh Rong ya sabíamos que después descansaríamos en Siem Reap (la ciudad más cercana a los templos de Angkor).

También estudiamos el coste de los diferentes billetes de visita (obligatorios para la entrada en Angkor), el de 1 día costaba 37 dólares, el de 3 60 dólares y 5 días costaban 80 dólares…tras meses de viaje y un razonamiento lógico que comprendía el coste del alquiler de moto (me había convertido en un experto sobre este tipo de terrenos), la pasta que ya habíamos gastado en tanto tiempo y el reconocer que entre Bagan, Ayutaya y Sukothai, de templos andabamos sobrados, decidiríamos aprovechar al máximo un único día para descubrir y disfrutar de la mayor cantidad de belleza posible.

Nuestra idea era alojarnos 2 noches en Siem Reap, ciudad que debe su nombre al rio sagrado de Camboya (como el Ganges para los indios) para tras disfrutar de Angkor dirigirnos hacía un poblado llamado Banlung, adyacente a un gran lago en el cráter de un volcán que había llamado nuesta atención, tras eso entraríamos nuevamentea Vietnam para disfrutar de los lugares que nos habíamos saltado para pasar por Camboya.

El día 10 de Marzo salimos de Koh Rong en un speed ferry que acojonaría a más de uno (conmigo lo hizo) ya que lo conducían a tal velocidad que, ayudado por el fuerte oleaje de este día, pegabamos ciertos brincos que nos mantenían durante segundos en el aire… algo mareados llegamos a Shianoukville donde pillaríamos un autobus nocturno al coste de 12 dólares directo a la ciudad más turística de Camboya.

Billetes en mano aún en ShianoukVille, cuyo nombre descubririá quería decir “la Villa de Shianouk”, un rey Camboyano bastante reciente (mediados del 1900), tocaba descansar unas cuantas horas al autobus sleeper más genial que haya visto jamás (más aún que los medios de transporte indios, que entre trenes y buses son todo unos expertos) ya que su interior estaba completamente formado por literas del tamaño de una cama matrimonial.

Pedazo sleeper bus...

Pedazo sleeper bus…

Llegamos a Siem Reap a las 6 de la mañana y fuímos directos al hotel reservado, el Day Day Inn, un conjunto de bonitos mini-apartamentos con una pequeña piscina en el centro. Como estaban a full nos tocó esperar hasta algo más tarde de las nueve para poder entrar en la habitación y descansar…

Nuestra idea era pasar ese día en la piscina e investigar los alrededores alquilando una moto por la tarde-noche en alquiler de 24 horas que nos sirviese tanto para el reconocimiento del lugar como para la exploración de cuanto veríamos al día siguiente. Lamentablemente la idea de la piscina no salió como planeada ya que ciertos inquilinos del hotel no desistieron en todo el santo día de ocuparla (en detalle me cagué bastante en 5 rusos que disfrutarón de la piscina desde las 6 de la mañana que nosotros llegamos hasta las 21 de la noche en que volvimos del reconocimiento, para flipar).

El plan de la moto funcionó a la perfección y a eso de las 18 salimos a inspeccionar el terreno y de paso hacernos con comida y bebida para madrugar al día siguiente y disfrutar de las vistas del amanecer desde los templos Aquella introspección nos hizo comprender que Angkor se encontraba a unos 20 minutos en moto de nuestro hotel, que los supermercados en Camboya tienen como destinatario el hombre occidental (por sus precios exhorbitados más altos incluso que en Europa) y que la ciudad de Siem Reap era bastante cara en general (no encontramos platos de comida por menos de 3 euros).

Al día siguiente, nuestros despertadores sonarían a las 4:30, hora en que debíamos despertar para contemplar el amanecer desde los templos de Angkor Wat ya que aunque amanecía poco antes de las 6, necesitabamos no sólo recorrer el camino sino sobre todo hacernos con las entradas al lugar. Aquella primera alarma se convertir-ia en un espejismo a la que seguirían unas cuantas más para terminar despertando sobre las 8. Durante mi sueño había desisitido (lo imaginé desde el día anterior en que puse la alarma) a la idea de conducir de noche a horas en las que el cerebro funciona bastante peor de lo normal y tener que mantenerse despierto, activo y con fuerzas desde esa hora hasta las 19 de la tarde en que volveríamos al hotel.

Bastante más descansados y con fuerzas, sobre las 8:30 salimos del hotel rumbo a nuestra primera parada: Angkor Wat.

La entrada a Angkor Wat ya lo decía todo...

La entrada a Angkor Wat ya lo decía todo…

Otra tarea que realizamos el día anterior fue investigar por encima (lo haríamos más en detalle preguntando al día siguiente a los guías y controladores del lugar) la historia del lugar y cuál podía ser nuestro recorrido y en resumen comprendimos:

  • Que Angkor fue una antigua megaciudad con más de un millón de habitantes, una especie de Caput Mundi como Roma, cuyo imperio, el reino Jemér, avanzó y dominó la zona durante siglos gracias sobre todo a la infraestructura que crearon para gestionar sus aguas (como también sucedió en Roma). Con agua suficiente y de calidad era posible regar los campos para obtener todo el arroz y frutos necesarios para tener contenta a su población a la vez que la higiene que esta infraestructura de gestión de aguas aportaba a su civilización, les hacía más sanos y fuertes.

  • La construcción de Angkor era algo increible para la época, más aún reconocer que el complejo de Angkor Wat se había construido en poco más de 30 años y en aquellos tiempos no existía nada parecido a una grúa.

  • La gestión del agua que había convertido al pueblo jemér en uno de los más poderosos de la época se basaba en la creación de complicadas infraestructuras, canales y lagos que retenían el agua que caía en cantidades industriales durante la época del monzón (en todo el sureste asíatico y también en Camboya) para poder filtrarla y usarla sabiamente. Entre otras cosas habían creado canales que recorrían una extensión mayor a la ciudad de nueva york y presas artificiales de tal tamaño que entre ellas se encuentra la más grande del mundo.

    y ríos y canales artificiales que cambiaron incluso la geología del lugar.

  • En un lugar con el sol más deshidratardor que jamás he conocido, esta ventaja de poder disponer del agua que necesitasen daba a la civilización todo el poder y la fuerza que pudieran necesitar.

  • El pueblo jemer sabía pelear como ninguno, aquí se había oridingado el Bokator, una de las artes marciales más letales y completas que también utilizaban en sus guerras.

  • Aparte de estas y muchas otras cosas, gracias a un mapa y algún que otro documental descubrímos que Angkor significa capital y no comprende sólo a Angkor Wat, el templo más conocido y reconocido, tanto que la bandera del país lo lleva dentro, son mucho más templos y existe incluso la ciudad capital: Angkor Thom.

  • Angkor Wat significa “El templo capital” y Angkor Thom “La ciudad capital”, aparte de estos lugares existía el Ta Prom (una serie de templos comidos por las raíces de árboles gigantes), el Shra Sra, un estanque (artificial como todos) de vistas maravillosas, el templo Bayón, uno de los más grandes (dentro de la Angkor Thom) y conocido por poseer más de 200 caras enormes y muchos otros templos, lugares, puertas, estatuas, lagos y casi cualquier cosa que quisieras descubrir…

Muy animados por la cantidad de lugares misteriosos y místicos que teníamos por descubrir, nos dirigímos hacía Angkor Wat, el gran templo del reino de la civilización Jemer. Pensabamos que los billetes se comprarían en su entrada pero, gran error, en todo el complejo (enorme complejo del tamaño de la ciudad de Nueva York) existían diferentes puntos “check points” desde los cuáles controlaban si se disponía de la tarjeta de visita (previamente comprada). Ilusos de nosotros (menos mal que no nos despertamos a las 4 y media de la mañana ya que nos habriamos perdido el amanecer) el lugar donde comprar las entradas no era este, debíamos volver hacia atrás y ayudarnos del Maps Me para llegar a la Angkor Enterprise, un gran palacio donde tras unas fotos y 37 dólares nos darían las tarjetas de visita (pocos minutos, photoshop y una impresora nos habrían ahorrado una buena pasta).

En el lugar, había diferentes filas (dependiendo de los días que quisieras visitar el lugar), así que rápidamente busqué la de 1 day, pocos segundos después nos harían una foto (yo no quise ni quitarme el casco visto que en todo ese day lo llevaría puesto) y nos darían la tarjeta con la que seríamos aceptados en todo el recinto.

Nuestras entradas (casco incluido)

Nuestras entradas (casco incluido)

Tarjeta en mano ¡al toro!, pocos minutos después nos sentíamos Indiana Jones y Lara Croft en busca de quien sabe qué. Aquellos templos, muchos de los cuáles engullidos por la jungla, de un color que invocaba misterio, me hacían sentir que en cualquier momento podría descubrir un tesoro bajo una de las miles de gigantes piedras que veíamos a cada paso, también (esto ya me acojonaba más) podría darme de bruces con un orangután o un puma nada más cruzar una de las cientos de puertas que cada templo contenía en su interior. Jamás antes había conocido y sobre todo podido disfrutar de un lugar tan misterioso, 37 dólares daban para mucho si podías entrar dónde y cómo quisieras dándote cuenta (entre otras cosas) que muchas de las piedras que pisabas y podías coger entre tus manos, eran restos vivos de aquella antigua civilización que pareció haber desaparecido de la noche a la mañana…

El lugar me recordó bastante a Chichen Itza, y también allí la civilización pareció desaparecer de la noche a la mañana…

Vicky y yo, tras descubrir tanta cantidad de inmensas piedras y templos derruidos, pensamos que la decadencia debió deberse a algún tipo de desastre natural como un terremoto, más tarde, en el documental sobre Angkor que decidiríamos ver aquella noche, se indicaba que el mismo hecho que les dió la gloria (la infraestructura para la gestiónd e las aguas) se la quitaría siglos despúes al no poder controlar todo aquel avance que habían montado.

A la entrada de Angkor Wat

A la entrada de Angkor Wat

Los jemeres y la jungla

Los jemeres y la jungla

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Vicky Croft

Vicky Croft

Tras Angkor Wat nuestro siguiente destino sería Ta Prom, tal vez el templo más bonito y llamativo devorado por raíces de inmensos árboles que hacían comprender tanto el devastador poder de la naturaleza como la inmensa belleza de la misma, el lugar impresionante (lástima por ser uno de los más infectados de turistas).

Antes de llegar a Ta Prom (nos pillaba de camino siguiendo el mapa) pasariamos por el templo de Prasat Kraban en el que nos llamó mucho la atención preciosas esculturas grabadas en las paredes, Sra Srang, un precioso estanque que había llamado la atención meses antes al observar fotos y que sería nuestro punto desde el que observar el atardecer (si era como en las fotos sería increíble) y por último el Banteay Kadey, un precioso templo en cuya entrada podían observarse enormes caras (que más tarde observaríamos en el templo Bayón) con un interior precioso y lleno de misterio que nos encantaría.

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Tras el Ta Prom, se haría la hora de comer y buscaríamos refugió de aquel clima deshidratador que te dejaba sin aliento…

Templo Ta Prom

Templo Ta Prom

Ta Prom, raíces fundidas a un templo...

Ta Prom, raíces fundidas a un templo…

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Moviéndonos en moto observamos uno de los templos más enormes que habíamos visto con unas escaleras tan empinadas que daban vértigo, el Ta Keo. Reonociendo la belleza del lugar y la sombra en el bosque que la circundaba, decidimos parar para comer y más tarde aventurarnos en este nuevo templo.

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Se podrían caer encima en cualquier momento

Se podrían caer encima en cualquier momento

El Ta Keo

El Ta Keo

Tocaba escalar

Tocaba escalar

Comidos y bebidos nos decidimos en subir tan empinado lugar para disfrutar de sus misterios y acabar disfrutando de vistas impresionantes. Bajaríamos con cuidado y justo a la salida descubriríamos una serie de puestos entre los que ofertaban zumos, allí disfrutaría de los mejores zumos naturales que haya bebido en toda mi vida, tanto por la necesidad de hidratación como por el gusto de los mismos, estaban increíbles. También en este puesto de pausa descubriríamos que Angkor no es caro, no sólo los zumos eran baratísimos sino que la gran cantidad y calidad de souvenirs del lugar tenían un precio irrisorio, por todo esto no sólo saldríamos con las tripas llenas ::)

Con recuperadas energías fuímos a uno de los puntos claves del complejo, la Angkor Thom, la que sería la gran ciudad del imperio jemér de más de un millon de habitantes. Aquí descubriríamos las ruinas más bonitias hasta el momento en total soledad (las descubrímos perdiéndonos) reconociendo que seguramente en mi vida había visto pocos lugares como este, si había que hacer un Top lugares misteriosos o en ruinas para este viaje, el número 1 se lo llevaba Angkor.

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Descubrimos estos templos perdidos en Angkor Thom

Descubrimos estos templos perdidos en Angkor Thom

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Sin darnos cuenta realizamos alguna que otra imprudencia al interno de estos templos en ruinas ya que, sin hacer caso de las indicaciones que indicaban precaución, entramos en la mayoría de templos observando una vez flanqueabamos la entrada como en sus cúpulas enormes piedras apiladas se mantenían dispuestas una encima de otra esperando el momento de caer, un momento que podía ser cualquiera, y de haber sido el momento en que sorteabamos la entrada seguramente no estaríasmo aquí escribendo esta entrada…

Tras disfrutar del misterio en soledad, paramos nuevamente a repostar, y unos cuantos litros de agua y varias compras despúes, seguimos nuestra ruta ayudándonos del mapa turístico. Según este cerca de nosotros se encontraban 2 de los templos principales, el Bayón y el Baphuon y, hacía allá fuimos…

Si pensaba haber tenido suficiente aún no sabía lo que pensaba ya que el Bayón, conocido como templo de las mil caras, acabó de enamorarme, no sólo por sus enormes caras que se encontraban por doquier sino sobre todo por el interior del templo. Aquello que más llamaba mi atención y afectaba directamente a mis niveles de adrenalina no eran simplemente las maravillosas vistas sino sobre todo lo que podía descubrir y disfrutar en los interiores de estos templos, ante mis ojos tenía todo el misterio que podía necesitar y ese conjunto de puertas, ruinas, oscuridad o escritos en enormes piedras no hacían otra cosa que dar rienda suelta a mi imaginación para creerme en el mismo lugar pero muchos siglos atrás, era simplemente alucinante…

Bayon, el templo de las mil caras

Bayon, el templo de las mil caras

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Seguiríamos nuestro recorrido acercándonos en moto al templo del Baphuon del que, observando no parecía tener nada realmente especial o diferente respecto a todo lo anterior visto y, reconociendo que el sol caía y se acercaba la noche, decidiríamos pasar para seguir nuestro camino hacia el punto que habíamos definido (también preguntado el día anterior en el hotel) para disfrutar del atardecer, el Sra Srang.

Quedándo poco menos de 1 hora para el atardecer y encontrándonos a varios kilómetros de nuestro destino, observamos que podíamos encontrar por el lugar descubriendo un templo, el Prasat Pray, que no nos dejaría indiferentes…

Sería el paisaje entorno a este último templo el que captaría nuestra atención, una especie de puente separaba el bosque del templo principal y, debajo del templo, una de las postales más bonitas que he contemplado en lo que va de viaje, el lago artificial al interno de la jungla era lo más parecido a un enorme espejo en el que todo aquel misterio y magia que nos rodeaba tenía lugar.

sin palabras

sin palabras

Tras sortear el puente una especie de muralla nos adentaba nuevamente en lo desconocido. El templo contenía una serie tan grande de puertas apiladas que daba la impresión de encontrarse frente a un espejo…

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Como el resto de templos, ¡alucinante! Y, alucinados, nos dirigimos hacia el Srha Srang, en busca del atardecer.

Al llegar al lugar elegido nos dimos cuenta de nuesrto pequeño error de cálculo, habíamos elegido el lugar debido a las preciosas fotos observadas en diferentes blogs, tras preguntar a los gestores de rutas del hotel si era posible ver el atardecer desde allí y obtener un sí, estábamos seguros de haber elegido el lugar correcto, pero no… en el Shra Srang el sol se ocultaba tras las esculturas de leones que flanqueaban la entrada al lago, el punto contrario al esperado.

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Otro atardecer alucinante en el estanque de Angkor Wat

Otro atardecer alucinante en el estanque de Angkor Wat

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Donde la cerveza quedaría el templo

Donde la cerveza quedaría el templo

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Siendo conscientes de que el lugar en que nos encontrábamos era uno de los preferidos para ver el amanecer y no el ocaso, nos dirigimos al único punto posible desde donde observarlo, el gran estanque que rodeaba el templo de Angkor Wat. Desde aquí disfrutaríamos de vistas muy parecidas a las del lago Inle (con unos reflejos en el agua alucinante), a la vez que nos despedíamos de esta gran maravilla de la humanidad.

Al día siguiente partíamos hacía Banlung para bañarnos en un volcán y, esperando no quemarnos nuestra intención era continuar hacía Vietnam…aún no sabíamos que tocaría ser flexibles ya que los planes no saldrían como habíamos pensado pero ¡a sonreir!, un cambio de última hora podía traer muchas cosas buenas…

 

Si te ha gustado el post, tal vez pueda interesarte conocer de primera mano el viaje que reflejé en mis diarios en Aventuras en el Sudeste Asiático y la India.