Una vez trazado nuestro recorrido en Malasia, desde Kuala decidimos acercarnos a la que sería nuestra siguiente parada, GeorgeTown, una ciudad en la isla de Penang de la que se hablaba muy bien en gran parte por el alucinante arte callejero que fluye por sus calles unido a una oferta gastronómica única en el país. Meses antes no teníamos ni idea de esta ciudad y menos que este sería uno de los destinos que más llamarían nuestra atención.

Desde Kuala cinco horas en autobús nos acercarían a Penang, una isla pegada al continente malayo gracias al puente más largo de todo el sudeste asiático.

De nuestro primer autobús malayo me llamó la atención inicialmente el nombre genérico utilizado para este medio de transporte: BAS. Era gracioso observar una vez más como el malayo se parecia muy mucho a un inglés hablado y mal escrito por un hispano, una especie de spanglish malayo que al bus llamaba bas, al taxi teksi y a la palabra express ekspress, entre muchas otras…

Por poner un ejemplo: ¿Como se diría policia en spanglish?

seguro que más de uno habrá acertado...

seguro que más de uno habrá acertado…

También me sorprendió gratamente el interior del autobus (¡y más viniendo de Camboya!) que se parecia mucho a los autobuses “deluxe” (así los llamaban) en Birmania con enormes butacas que se reclinaban hasta dejarte en posición horizontal, aparte de todas estas comodidades en autobus disponía de pantalla táctil lcd desde la que poder disfrutar de alguna que otra película.

Y de este modo, en un comodísimo Bas parecido a un avión transoceanico, en pocas horas llegamos a una ciudad a 15 kilómetros (eso indicaba MapsMe) del hotel que habíamos reservado en Georgetown.

Como en cualquier otro país de los ya visitados, al bajar del autobús nos asaltó algún que otro taxista, la gran diferencia es que si les decías que no, no volvían a preguntarte ni a tratar el precio. Se notaba que Malasia goza de una condición económica bastante mejor que la mayoría de países del sudeste asiático…

Me habría gustado tratar precios pero dándome cuenta que sería no sólo difícil sino también inútil, tocaba probar otras opciones antes que soltar 30 Ringitts (unos 7 euros) por el trayecto (tras tantas semanas de viaje era más una cuestión personal que un problema económico). Visto que estábamos en una estación de autobuses) lo mejor era preguntar si existían “bases” que nos acercasen a Georgetown. Había uno, el 410 que pronto nos dejaría a pocos metros de nuestro hotel reservado.

El Kim Haus Hotel, así se llamaba, y ya antes de llegar a recepción nos quedamos encantados por el diseño del local, buen indicador de lo que pronto descubriríamos a la vuelta de la esquina.

calles de Penang cerca del hotel

calles de Penang cerca del hotel

Haciendo el checkin nos alegró darnos cuenta que booking nos había hecho genius y gracias a ello podíamos disfrutar de 6 cocktails de bienvenida que usaríamos esa misma noche para despedir el día.

Tras un breve reposo investigamos por internet aquello que podía ofrecernos esta ciudad. Entre las diferentes ofertas aquello que más llamó nuestra atención era la Little India donde esperábamos disfrutar del genial recuerdo de este país; el barrio chino o ChinaTown, en breve observaríams que nos encontrábamos en ella y que media ciudad parecía pertenecer a este barrio; y la perla de esta ciudad, recorrer sus calles hasta encontrar sus murales…

Estaríamos 3 días y sería esa misma tarde la que dedicamos a conocer la pequeña India de la ciudad.

Como su nombre indica el lugar lo formaban unas cuantas calles en la que los colores, los olores, las gentes e incluso el aire te devolvía a la India, algo así como viajar en el tiempo habiendo pasado recientemente un mes en este país, aunque le quedaba mucho para ser auténtica, no había animales ni ruido ni desorden y, sobre todo, faltaba la suciedad, todo estaba pulcro…

Fácilmente podías observar como no existía un negocio en esta zona donde el propietario no fuese hindú, lo observabas en sus rostros, en sus gestos y palabras y muy pronto, lo observaríamos en su comida…

Calcuta y un pequeño error húmano había cerrado nuestros estómagos a la comida hindú durante un tiempo hasta que al descubrir en esta ciudad malaya una carta con las letras “Crab Masala” no pudímos resistirnos. Vicky durente el viaje había pronunciado dos palabras pro encima del resto (estilo Homer Simpson), una era cangrejo y la otra pistacho, así que con el Crab Masala (cangrejo con salsa masala) ibamos a matar dos pájaros de un tiro.

Aún no siendo una india auténtica, puede que aquél Masala fuese uno de los mejores que haya probado en mi vida así que, tomarnos este pequeño gusto junto con esa pequeña vuelta al pasado, nos había dejado más que contentos en esta primera visita a la ciudad. Para culminar el día disfrutaríamos de esos 6 cosmopolitan que ofrecía Booking junto a música en vivo al volver a nuestro hotel.

chino

Mezquita de Penang

Mezquita de Penang

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Rickshaws

Rickshaws

Arte en cualquier esqina

Arte en cualquier esqina

ChinaTown

ChinaTown

El día siguiente fuímos directos al grano y nada más desayunar salimos a callejear ayudándonos de un mapa que encontramos el día anterior por internet. Tuvimos que traspasar las coordenadas de Google Maps a Maps Me ya que no tendríamos conexión durante nuestra exploración y esto nos dió algún que otro problema de cálculo (no encontrábamos las cosas donde debiamos hacerlo) y para conseguirlo decidimos guairnos no sólo por las coordenadas sino también por los nombres de los murales.

Este sería el mapa que nos serviría de guía:

Y sorprendentemente bastaba cruzar una esquina que comenzaba el tour. Allí estaban todos o casi ya que algunos los habían quitado, una serie de grafittis tan realistas que unían a la perfección dibujos con objetos. Si el mural trataba de un niño en moto, la moto era real, lo mismo ocurría si en el mural había necesidad de unos columpios o una pista de baloncesto o un enano necesitaba apoyarse en una silla; era genial comprender el modo en que habían transformado y generado belleza en esta ciudad…

Y mientras descubríamos los murales hacíamos lo mismo con la ciudad. Observamos la gran mezquita, el barrio indio y el chino, el gran muelle de madera en que vivían los pescadores del lugar, sus parques, el puerto, sus playas…

"The awaiting trishaw peddler"

“The awaiting trishaw peddler”

"Little girl in blue"

“Little girl in blue”

"Reaching up, Cannon Street"

“Reaching up, Cannon Street”

"Little Children on a Bicycle"

“Little Children on a Bicycle”

"Boy on a bike"

“Boy on a bike”

"Little Boy with Pet Dinosaur"

“Little Boy with Pet Dinosaur”

7enanosbasket barquerazo binikchina binikgato binikotro

"The cat and bruce Lee"

“The cat and bruce Lee”

enanocasaa

"Children from the window"

“Children from the window”

extra grafitinenecallejon grafitispenang love vickyapoya

"The Boat Man"

“The Boat Man”

vickynenesventabna yotirando

Una vez descubierta el gran secreto de esta ciudad comenzamos a pensar en el que sería nuestro siguiente destino. Estudiamos el clima ya que según nuestra ruta malaya nuestro siguiente destino sería una de las tantas preciosas islas que reocrrían sus costas, sólo nos faltaba decidirnos por cuál sería esta isla.

Opciones teníamos muchas, al noreste las Pulau Perenthian o las Pulau (islas) Redang más grandes, uno de los principales destinos mundiales de buceo con unas playas y vida marina fabulosas, un poco más abajo la isla Tenggol parecía un lugar paradisíaco y desconocido alejado de casi todo o las más pequeñas y poco turísticas Pulau Kapas conocida por los lugareños como la isla del algodón.

Más abajo estaban las islas Tioman, una gran isla del tamaño de Redang pero bastante menos turística aunque con mucha oferta de ocio, y al otro lado las islas Langkawi, al parecer el destino turístico número uno entre los locales…

Para nuesta elección los principales factores eran el clima, la distancia al Taman Negara (nuestro siguiente paso antes de volver a Kuala Lumpur y terminar el viaje) y las propiedades del lugar.

Según el clima, tanto a este como a oeste, parecía que hasta el lunes 27 (estábamos a día 23 de Marzo) no tendríamos problemas, a partir de este día la cosa parecía joderse…

Respecto a las zonas las que más nos convenian geográficamente (también teníamos que pensar como llegar desde Penang) eran las del noreste, Perenthian, Redang, Tenggol y Kapas. Este factor unido a las características de aquello que buscabamos sería decisivo…

Buscabamos playas increibles en las que despedir las aguas de esta magnífica aventura, algo de paz y tranquilidad (ibiza nos quedaba más cerca a la vuelta) y tener posibilidades de hacer algún tipo de actividad, y si de paso no nos dejábamos una fortuna mejor que mejor…

señorencasa simpsons

Casas en el puerto de penang

Casas en el puerto de penang

puerto3 puerto5 puerto8 puertopenang

Nos ibamos acercando el mar...

Nos ibamos acercando el mar…

Investigando playas todas las opciones eran alucinantes, respecto a la calma Tenggol y Kapas cobraban ventaja y en cuanto a innacesibles, Tenggol parecía la más desconectada del mundo, pero la desconexión se paga…y este hecho junto con la poca y cara oferta de habitaciones del lugar, nos haría decantarnos por la Isla del Algodón, un pequeño paraíso en el planeta tierra según los pocos blogs que hablaban de su existencia en el que, aunque pudiera parecer extraño, era posible encontrar donde dormir in situ, una vez llegados al lugar.

No lo sabíamos todavía bien pero ibamos a acertar de lleno…

Pero aún nos separaba un día de esta nueva odisea, día que invertiríamos, animados por el crecietne calor y la humedad sofocante, a explorar otras zonas de la isla y, debido a que Penang era bastante grande, no nos quedaba otra opción que alquilar una moto.

Conociendome y sabiendo que a veces se me va la pinza o alguna conexión me falla, no me animaba mucho tener que conducir en sentido contrario por la izquierda pero estas eran las reglas del lugar y, como las ganas del chapuzón eran más fuertes que el miedo, poco tardaría en decidirme…

Preguntamos por la playa más bonita de la isla y nos dieron un nombre: Batu Ferringhi. Cascos puestos, algo de gasolina y con la dirección en MapsMe, pocos minutos más tarde allí nos encontrábamos y toalla en mano nos acercamos a refrescarnos.

Era tal el calor que incluso en la playa, era difícil de soportar, así que poco más tarde decidimos hacer un alto en uno de los bares de la zona. Utilizaríamos esta pausa para repensar nuestras opciones y, ayudados de nuestros mapas obsevamos que cerca no sólo había un gran lago sino también otra parte del Taman Negara, algo que nos inspiraba bastante más frescor que pasar el día torrándonos bajo ese sol abrasador.

Calas en que paramos a refrescarnos

Calas en que paramos a refrescarnos

Playa de Batu Ferringhi

Playa de Batu Ferringhi

Motorizados navegamos hacia el oeste observando preciosas calas en que más tarde haríamos un alto, acercándonos hasta una gran presa que en el mapa nos había dado la idea de lago, pocos kilómetros después llegamos al pequeño Taman Negara (pequeño en comparación con la gran jungla en cuanto a proporciones que nos esperaba (sería nuestra última parada en este viaje) más al este ya en continente malayo.

El "pequeño" Tanan Negara de Penang

El “pequeño” Tanan Negara de Penang

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Y de este modo descubrimos antes de tiempo aquella que sería nuestra última meta, la gran jungla milenaria, una especie de Jurassic Park inalterada desde tiempos de los dinosaurios.

En el lugar, un gran mapa explicaba las diferentes posibilidades o trekkings (no guiados) que podían realizarse por la jungla con tiempos y distancias y, justo en las afueras del lugar una serie de stands parecían ofrecer diferentes caminatas ( esta vez con guía) y posibilidades como botes, cabañas, etc…

Sabíamos que en más o menos una semana llegaríamos al gran Taman Negara así que decidimos hacer un pequeño trekking por nuestra cuenta y tras registrarnos fuimos a caminar.

Esta excursión nos ayudó a comprender donde nos encontrábamos observando tan gran espesura en medio de la jungla pero, incluso aquí el calor nos podía y no disponíamos de equipación en condiciones para patear distancias grandes así que en poco más de media hora decidimos volver hasta la moto en busca de unos cuantos zumos de frutas que nos devolviesen las fuerzas.

Y mientars avanzabamos parabamos por alguna que otra preciosa cala en la que aprovechamos para descansar a la sombra de algún arbusto para poco a poco completar nuestro camino de vuelta a GeorgeTown.

Tras dejar la moto fuímos en busca de transporte hacia Kuala Terengannu (haríamos el recorrido al día siguiente), el punto más cercano a la isla algodón, una ISLA en mayúsculas de la que pronto disfrutaríamos. Antes del viaje, cansados y desfallecidos nos acercamos a degustar unos fantásticos noodles en uno de los mejores restaurantes del viaje y seguramente de la ciudad de GeorgeTown, el Yeap Noodles, lo único que no sabíamos es que entre todas sus esquisiteces se encontraba una de las salsas más picantes del planeta tierra (atentos con los noodle spicy del lugar), Vicky sufrió las consecuencias pero aguanto el tipo ante una salsa digna de crónicas Carnivoras…

Uno de los mejores (y más baratos) restaurantes de GeorgeTown

Uno de los mejores (y más baratos) restaurantes de GeorgeTown

Y pronto llegariamos a LA ISLA…

Y pronto llegariamos a la "isla Algodón"

 

Si te ha gustado el post, tal vez pueda interesarte conocer de primera mano el viaje que reflejé en mis diarios en Aventuras en el Sudeste Asiático y la India.