Todo viaje lleva consigo una anterior investigación por ello, durante este primer recorrido por la Puglia, una de las más fantásticas regiones italianas, la ciudad blanca de Ostuni pronto se ganaría su sitio.

Imágenes, webs, blogs de viajes, e incluso algún que otro consejo nos ayudó a fijar el punto de mira y reconocer alguno de sus alicientes. De este modo, tras acercarnos al centro histórico y observar era imposible aparcar en su interior, dejamos el coche a menos de un kilómetro del mismo y comenzamos a sortear el lugar…

Pequeñas cuestas separaban el nuevo Ostuni, más gris y bullicioso, del precioso y relajante blanco de los muros del antiguo que, unidos a nuestras cámara e ilusión, pronto disfrutaríamos.

La historia dice que este área estuvo ya habitado en el Paleolítico pero, no sería hasta milenios después cuando (milenios aún antes de cristo), los Messapi, una antigua civilización que ocupaba la actual zona de los balcanes, fundaron el primer núcleo urbano erigiendo el enclave en lo alto de una colina con paredes muy empinadas.

La característica principal que distingue a la ciudad vieja y fascina tanto a los turistas, es el blanco que recubre casi la totalidad de sus edificios. El uso, muy común desde la Edad Media, deriva tanto de la fácil disponibilidad de la cal, como de la necesidad de dotar a los callejones y ambientes estrechos de una mayor luminosidad.

Este “traje blanco” tendría un papel muy importante y especial en el siglo XVII, cuando la peste se extendió por Italia y la cal de estos muros ejerció de desinfectante natural salvando una gran cantidad de personas…

QUÉ HACER

1 – Piérdete por los bonitos callejones de su centro histórico

Diferentes cuestas te adentrarán en la colina sobre la que se asiente este precioso pueblo blanco. El empedrado de su calzada junto a la disposición y características de sus casas, te traslada no solo a otra época sino también a otra realidad en la que, no existe actividad mejor, que discurrir por sus callejones y observar el día a día de sus gentes.

Acércate a sus plazas, recorre el camino hasta la Catedral o discurre alguno de sus fantásticos miradores para, de tanto en cuanto, perderte en la magia del lugar y descubrir rincones que no encontrarás en las guías de viajes…

2 – Disfruta de un café en la pequeña plaza de la Catedral

Si hay una zona que sobresale al resto, este podría ser la pequeña plaza que se encuentra frente a la catedral.

El acogedor arco que divide la zona, su particular y empedrado pavimento, las terrazas de los bares, la vida local o la música que emite alguno de sus músicos ambulantes, hacen única y obligada, la visita al lugar.

 

3 – Descubre la ciudad sobre la colina

Si existe un espacio desde el que observar la ciudad en su plenitud, este sería las alturas…

En nuestro caso, cuando nos acercábamos en coche al centro histórico, nos tocó bordear su zona antigua disfrutando, aunque brevemente y sin saberlo, de vistas desde las alturas. Una visión fugaz que nos hizo entender sería obligatorio buscar un mirador antes de abandonar Ostuni.

Hacerlo nos ayudaría a disfrutar del lugar en su plenitud, comprendiendo el porqué de su enclave y disfrutando de mucha de su magia para, ya que estábamos aquí, realizar alguna que otra foto grabándola también en nuestras memorias…

INFORMACIÓN ÚTIL

– Si una de tus intenciones es comer o cenar en la ciudad, seguramente la mejor opción es hacerlo en la ciudad antigua. Encontrarás buenos restaurantes a buen precio pero, sé precavido y estudia el precio en las cartas. En la mayoría, entre otras cosas, existe un precio extra de más o menos 2 euros por cubierto.

– Pocas horas bastan para descubrir y disfrutar el centro histórico, así que, a no ser que quieras disfrutarla también de noche, no te hará falta pasar más de un día en el lugar.

– Si te es posible busca un rincón en lo alto desde el que observarla, las vistas a la ciudad blanca sobre la colina con el precioso azul del mar adriático de fondo, fácilmente podrán dejarte sin aliento…