Vicente Ferrer en Anantapur, haciendo realidad un mundo mejor

Desde Hyderabad nos dirigmos a Anantapur, la ciudad donde se encontraba el cuartel general de la ONG Vicente Ferrer. Serían 357 km en tren, salimos a las 14 y poco más tarde de las 22:15 estabamos llegamos a destino.

Aunque los billetes del tren no eran de clase Sleeper, pensé en colarme (siempre hay sitio) y en el caso que el revisor pasase a controlar, pedir un cambio de billete y disfrutar de estas comodidades.

Existen un gran número de tipos de billete en los trenes indios, primera clase, segunda, tercera, sleeper y alguna que otra división entre AC (aire acondicionado) y NON AC.

La clase más utilizada por los mochileros (debido a la relación calidad-precio) es la de sleeper. El precio, por hacerte una idea es de unas 70 rupias cada 100km (aunque va descendiendo conforme aumenta el número de kilómetros) y entre sus comodidades, sofás (diurnos) convertidos en literas de noche. Cierto que están algo duros pero la experiencia, el precio y poder disfrutar de una de las pecurialidades de la india, bien merecen la pena.

Tras más de 6 horas disfrutando de compañía, vistas y reposo en el vagón sleeper, llegamos a Anantapur. Según las conversaciones que había mantenido con Maite (una de las trabajadoras de la fundación) para llegar a la fundación bastaba preguntar por Ferrer Office que todos en la zona la conocían, y así haríamos, nada más llegar nos dirigimos a la zona de tuk tuks para dirigirnos hacia allí.

Al llegar, el personal de seguridad nos acompañaría al apartamento que la fundación nos tenía reservado para los tres días que duraría nuestra visita. Antes de dejarnso nos explicaron donde estaba la cantina (cocina) y cuál era el horario para el desayno y registro al día siguiente.

 

Despertamos antes de las 10 (la dureza de las literas del sleeper cansa un poco) que era la hora en que cerraban la cocina y rápidamente fuimos a desayunar. Tras eso hicimos el registro y una simpatica chica de Anantapur llamada Shiva nos comentó en castellano (a Vicky en catalán) que la gente había ya salido a realizar las visitas a los proyectos de la fundación pero que nos buscaría un coche para acercarnos también a nosotros.

Me resulto increible escuchar lo bien que hablaba castellano y catalán alguien con un idioma y culturas tan diferentes a las nuestras. No bastando con esto Shiva comenzó a soltar varias palabras en Euskera y me explicó que existen algunas palabras iguales en Hindi y en Euskera, por ejemplo Ama (madre en los dos idiomas). Tras acercarnos a un todoterreno que nos adentraría en la realidad de la ONG, me despidió con un Agur…¡flipé!

Más tarde observariamos como tal vez Shiva era una de las más aventajadas con respecto a idiomas pero gran parte del personal hindú de la ONG sabían castellano perfecto y un gran número de ellos catalán. Entre los visitantes también había un gran número de catalano-parlantes, tal vez era por ello que conociesen el dialecto, también podía ser en honor a la ciudad natal (Barcelona) de Vicente Ferrer.

Un todoterreno (más tarde entenderíamos que debido a la orografía del lugar este era el medio de transporte más extendido en la fundación) nos acercó a nuestro primer destino en las visitas: el hospital de Bathalapalli .

El nombre Bathalapalli significaba como más tarde Moncho Ferrer, el hijo de Vicente nos explicariá, en honor a todos las personas (gran porcentaje de españoles) que permitieron hacer realidad ese primer gran sueño de su fundador.

Una vez en el hospital una chica india llamada Gemma nos explicó el funcionamiento y gestiónd el mismo. Para empezar nos dirigmos a la zona de registro y archivo, desde allí nos explicó cómo la fundación hizo posible el acceso al médico a todas las castas (algo inicialmente casi exclusivo a las castas altas) ya que con el sistema anterior ir al hospital significaba dejar de trabajar (perdiendo con ello el jornal) para gastar una cantidad demasiado excesiva para sus recursos, hecho por el cuál la mayoría de personas de estas castas lo evitaba.

Con la fundación se inventaron las cartillas de colores:

• La azul para el niño apadrinado: la fundación corría con todos los gastos

• La rosa para los padres del niño apadrinado: todos los gastos.

• La amarilla para el resto: la fundación corría con todos los gastos médicos, únicamente las medicinas no venían subvencionadas en su totalidad.

Gracias a este sistema la realidad en la región de Anantapur en la india había cambiado y cientos de miles de personas habían mejorado e incluso salvado sus vidas.

Esta realidad no sólo estaba en la teoría que nos explicaba Gemma, los ojos del gran número de personas que se encontraban en el hospital decían aún más.

Dentro podias observar la zona de pediatría con gran cantidad de niños sonriendo (habría que ver las condiciones en que podían encontrarse de no poder acceder a esta estructura), la de maternidad, con control y gestión especial de niños prematuros intentando controlar la desnutrición y prevenir estos casos con un programa específico, urgencias, el hospital general e incluso un hospital ortopédico muy necesario en este país debido a realidades como la polio tan extendidas hasta hace bien poco.

Mi impresión tras ver todo aquello fue la de pensar lo alucinante que puede ser una persona para hacer realidad un sueño tan (a mi parecer) tan complicado y magnifico. Difícil en la sociedad en la que vivimos desentendernos de nosotros mismos y nuestras necesidades para pensar tanto en los demás y creer tanto en tí mismo como para crear tan fatnástico hospital (y no era el único creado por la Fundación).

En el mismo recintod el hospital se encontraba la tumba de esta fantástica persona y hacia allí nos dirigimos. Al interno de un parque acompañado de niños y columpios descansaba Vicente junto a varias de las frases que le ayudaron a convertirse en la persona qeu fue.

En una especie de lapida se resumia parte de la historia del padre Vicente Ferrer, un misionero jesuíta que de jovén se transferiría a la india, años más tarde crearía su primera ONG en Bombay y poco después conocería a la que sería su mujer Anna, una joven periodista inglesa que como su hijo Moncho nos comentaría llegaría a la india en Jeep a la edad de 16 años, junto a ella montaría y haría crecer la actual Fundación, tendría tres hijos y, convertiría en ralidad sueños que casi todo el mundo hubiera dejado por imposibles.

Tras esta impactante visita volvimos a comer (la fundación se encargaba de todo) a la cantina. La comida buenisima (había hasta salmorejo) fruto de la cocina de mujeres hindús trabajadoras en la fundación.

Después de una pequeña siesta seguimos la visita, en breve conoceriamso el trabajo de la fundación para ayudar y reinsertar a mujeres discapacitadas.

Según nos explicó Gemma (nuestra guía de este primer día), en India, las mujeres con discapacidad (más aún si a esto se une pertenecer a una casta baja) son considerads poco más que animales. No se les compra regalos ni invita a fiestas o celebraciones, no se les da educación ni intenta ayudar en busqueda de algún oficio, únicamente se les da de comer, en muchas ocasiosen los restos que deja el resto de la familia…

Si ya tiene que ser complicado nacer mujer y pertenecer a una casta baja, podéis imaginar lo que puede ser añadirle el problema de la discapacidad, por fortuna, la Fundación Vicente Ferrer esta en todo y al apreciar esta necesidad se dedicó a trabajar en ello de un modo genial.

Nos explicaron como funcionaban las diferentes areas y talleres, inicialmente se educa a un grupo seleccionado (tras estudiar la realidad en los diferentes poblados) de mujeres con problemas físicos en el desempeño de alguna función. Entre ellas estaba la costura, teñido, creación de abalorios, diseoñ de prendas, imprenta, bordado… un sinfín de posibilidades para un gran número de jóvenes que aprendían un oficio que pudiese devolverles la condición de seres humanos y ser tratados como merecen.

Gracias a la ayuda de la ONG, un gran número de estas mujeres comienza a ser valoradas al generar dinero y disponer de recursos en sus familias. En los talleres se apreciaba esta realidad, las mujeres trabajaban con pasión acompañadas siempre de muchas sonrisas y te hacían entender cómo ellas mismas lo explicaban, cómo han recuperado mucha de esa autoestima que necesitamos para hacer frente a la vida sabiendónos y sintiéndonos útiles.

Terminaban las visitas durante ese primer día y Vicky y yo nos sentíamos orgullosos al conocer tan importante trabajo. Personalmente iba dándome cuenta de cómo funcionaba una ONG con sentido, atacando no uno sino todos los problemas que personas como Vicente, Anna o su hijo Moncho iban observando en este complicado, cariñoso y muchas veces necesitado país que es la India. Animados y con ganas de saber aún más sobre la fundación nos fuimos a descansar para al día siguiente conocer los proyectos ecológicos que estaban realizando.

Tras desayunar y dirigirnos a zonas rurales de Anantapur, paramos junto una presa artificial para escuchar cómo el Ingeniero responsable hindú de todos los proyectos de ecología nos comentaba particularidaddes y problemas necesarios que estan tratando debido en gran medida al cambio climático.

Según nos comentaba hace 20 años en esta región de la india, la extracción de agua de los pozos podía obtenerse a sólo 20 metros de profundidad pero actualmente se necesitaba introducirse hasta los 800 metros, con todo lo que ello conlleva. Tierras áridas, grandes lagos que hace años desaparecieron, costes econçómicos exhorbitados que hacían imposible el cultivo, y gran impacto en la calidad de vida como la falta de agua o alimentos y el calentamiento global debido a la disminución de oxígeno provocado por las plantas y aumento de dióxido de carbono emitido por nosotros. En resumen, era totalmente necesario, y más en países como la India, estudiar el modo de mejorar muchas de estas condiciones ya que, no sólo el gran porcentaje de desnutrición y mortalidad actual dependía de ello sino también (con un pronóstico aún más desolador) el de las generaciones futuras. O se hacía algo o pronto no habría nada que hacer y, la Fundación estaba haciendo un trabajo espectacular que pronto conoceríamos.

Miles de presas como aquellas que favorecían el regadío y los cultivos, uso y distribución de energías renovables como placas solares o plantas eólicas, programas de sembrado y cultivo y ayudas a los agricultores para sembrar más árboles, generadores de gas métano a través del estiércol de búfalos y vacas que evitasen la tala de árbol (para uso como combustible) y seguramente un sinfín de prácticas más estaban devolviendo el color verde a una región que se había convertido en el segundo desierto más grande de todo India.

Alucinando una vez más y animado no sólo por ello sino por estar conociendo la realidad de los pueblos de la india (algo reservado a muy pocos y dificil de observar en un viaje turistico ya sea de mochilero o con maleta) volvimos a comer, por la tarde el personal de la fundación nos llevaría a un poblado hindú a conocer a Ramudu, un niño apadrinado por Marina, una gran amiga de Vicky.

Poco después de comer salimso rumbo a Appecherla, el pueblo de Ramudu, nos acompañaba una traductora hindú muy simpática (cómo todos en esta ONG) que haría de intérprete, el conductor y otro guía más. Una hora más tarde llegaríamos al poblado y…¡alucinante!

Nada más llegar una ceremonía nos esperaba, a ritmo de tambores, el entero poblado nos esperaba para hacernos un pasillo hasta la casa de Ramudu y su familia. Inicialmente sentí algo de verguenza que pronto las favulosas sonrisas de los niños hicieron desaparecer.

Puede parecer algo artificial que todo un poblado nos hiciese sentir así pero cuando sabes el porqué, lo entiendes todo…

Ramudu, un niño muy guapo e inteligente, nació con la Polio y fruto de esta enfermedad sus extremidades se deformaron metiéndole de lleno en ese grupo de personas que se consideran discapacitadas. Una pena observar cómo seguramente muchas de los privilegios de haber nacido en una sociedad como la nuestra en la que la polio ya fue erradicada le habían sido mermados, pero también muy bonito observar como aquí en la India, aún con su discapacidad y perteneciendo a una casta baja, Ramudu era muy querido.

Tras hablar con él (gracias a la traductora) y devolverle mucho cariño también con nuestras miradas, la interprete nos explicó la labor de la fundación en ese poblado. La elección del niño a apadrinar no viene hecha a caso, la fundación se acerca a los poblados e inicialmente eligen un lider que conoce la realidad del poblado y gestiona una especie de consejo según el cuál es el poblado el encargado de elegir las personas más desfavorecidas a las que la fundación puede ayudar.

Según nos explico en Appecherla, el poblado de Ramudu, la fundación estaba ayudando a más de 15 niños y había conseguido construir 3 casas (entre ellas la de Ramudu)

Nos presentaron a la familia de Ramudu y parte del poblado y nos indicaron que Ramudu era uno de los mejores alumnos de su clase y que su intención (seguramente lo consiga) es la de ser doctor para la gente mayor.

Después de muchas sonrisas, saludos y abrazos y bastante ilusionados por conocer de cerca y observar en las sonrisas la labor de la ONG Vicente Ferrer, regresamos al cuartel general a conocer a Moncho Ferer, el hijo de Vicente Ferrer y su mujer Anna.

Me encanto saber de él y descubrir más sobre la india en una charla de poco más de una hora que en los casi 4 meses que he vivido en este país. Moncho nos explicó las muchas labores que realiza la fundación (gran parte de las cuales las había disfrutado en primera persona) haciéndonos ver cómo es posible usar la imaginación para encontrar muchas y diferentes formas de ayudar al ser húmano.

La fundación realiza una tarea significativa intentando mejorar las costumbres y conciencia india respecto a todo aquello en que la considera equivocada. Así por ejemplo centran gran parte de sus esfuerzos en mejorar la situación de la mujer, de las personas discapacitadas o sin recursos e incluso se atreven a tratar (de modo indirecto para no tener problemas) realidades como la dote o maltrato hacía castas consideradas inferiores como los intocables o dalits.

Si puedes disfrutar de esta experiencia te quedarás sin palabras observando cómo la inteligencia humana puede llegar tan lejos generando amor en tantas y tan diferentes formas, difícil pensar como la mierda de un búfalo puede cambiar la realidad de las personas pero nada más lejos de la realidad, realidades como esta impactan directamente en el medio ambiente y la calidad de las personas y desde la fundación, hospitales, tarjetas sanitarias de colores con muchas razones, placas solares, gaseoductos, huertas, presas, reinserción social, trabajo para hacer válidos a los que injustamente son considerados inválidos…maneras hay muchas y en Vicente Ferrer imaginan y hacen realidad casi todas ellas.

Me encantó la experiencia hasta tal punto que espero poder ayudar no sólo con mi colaboración a esta ONG sino con ideas como por ejemplo intentar ayudar a viajar a España al equipo de fútbol de la Fundación integrado por chavales de la región, ¡ójala pueda conseguirlo!

Y ya que esto es un blog porqué no comentarlo: si te da pena tirar el dinero sin sentido (como a mi me ha sucedido y sucede en muchas ocasiones, sobre todo tras salir de fiesta), te puede encantar saber que puedes mejorar el mundo colaborando con una fundación que ayuda a hacer de este un mundo mejor, por el precio de 3 cubatas cambias la vida no sólo de un niño sino de toda su familia e incluso su poblado. Si te cuesta creerlo, viaja a Anantapur, estoy seguro que te sorprendera.

 

Si te ha gustado el post, tal vez pueda interesarte conocer de primera mano el viaje que reflejé en mis diarios en Aventuras en el Sudeste Asiático y la India.