Después de pasar unos días increíbles en una isla paradisíaca llena de vida, nos dirigimos de nuevo al puerto desde donde salían los ferrys para volver hacia atrás en nuestra ruta. Esta vez cambiaríamos rutas marítimas en barco por terrestres en buses para hacer el recorrido Sihanoukville-Siem Reap.

Escogimos un bus nocturno para ahorrarnos la noche de hotel y así llegar a destino a primera hora de la mañana. Mientras esperábamos el bus, hicimos tiempo en un bar cercano a la parada y aprovechamos para escribir y subir alguna que otra entrada (¡que ya tocaba!).

A las 18:30 nos avisaron de que el bus ya estaba listo para marchar, así que nos dirigimos hacia allí, dejamos las maletas y subimos. Yo me quedé alucinando ya que esperaba encontrarme el típico bus de siempre, pero en vez de haber asientos había camas, algo para mi muy novedoso. En la India sí que había visto literas en los trenes, que se les llama “sleepers”, pero todavía no había visto algo parecido en otro medio de transporte.

Teníamos los últimos asientos (cama) y para nuestra suerte al encontrarse al final del todo era la más grande, era de matrimonio (a lo grande). Allí pudimos dormir plácidamente durante todo el trayecto (o por lo menos yo, Sergio el pobre entre mis modos “oso amoroso” y “oso roncador” creo que no pudo pegar ojo).

Nos dormimos enseguida (Aquí la bella durmiente… :P) y cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos en Siem Reap, sólo nos faltaba contratar un tuk-tuk y llegar a nuestro hotel que se encontraba a las afueras (la parte más económica). Llegamos antes de lo previsto y como era de esperar nuestra habitación no estaba lista, así que aprovechamos para dar una vuelta por los alrededores, desayunar, sacar dinero y hacer tiempo (básicamente).

Sobre las 10:00 nos dijeron que podíamos empezar a entrar (¡menos mal!), estábamos exhaustos y muertos del cansancio, porque aunque te toque una cama en un bus, no es lo mismo y llegas a tu destino como si te hubieran dado una paliza.

Así que en cuanto pudimos entrar en la habitación aprovechamos para descansar, ducharnos y espabilarnos un poco antes de salir de nuevo, alquilar una moto e ir a inspeccionar la zona.

Esa noche cenamos en la piscina de picnic, nos tomamos un par de cervezas filosofeando sobre la vida (que nunca nos cansamos de hacerlo) y nos fuimos a dormir pronto, ya que al día siguiente el plan era levantarse a las 4:00 de la madrugada para poder ver el amanecer (Nos vinimos muy arriba…. 😛 ).

El despertador empezó a sonar sobre las 4:00, normalmente solemos aplazar la alarma cinco minutos, pero esta vez los dos nos miramos, sonreímos y directamente la pospusimos hasta las 8:00 (El amanecer ya lo veríamos en otra ocasión, el sueño se priorizaba).

Así que a las 9:00 estábamos comprando las entradas (carísimas), y dirigiéndonos hacia la entrada principal de Angkor Wat. Habíamos oído hablar de que el precio de las entradas había aumentado en consideración con otros años, pero nunca imaginábamos hasta que punto. El simple permiso para poder entrar y recorrer cada rincón de la zona te sale por 37$ por persona, para mi punto de vista y el de mi bolsillo es carísimo pero debo decir, que después de verlo es el mejor dinero invertido en este viaje.

Nuestras entradas (casco incluido)

Nuestras entradas (casco incluido)

De pequeña era una fanática junto con mi mejor amiga (mi costilla J ) Vanessa del juego de Lara Croft, y la película que tampoco se quedaba atrás. Cuando vi por primera vez el film de mi videojuego favorito convertido en realidad y pude ver las ruinas de angkor wat, me enamoré. Ese recuerdo seguía en mi mente, y cuando llegué a las primeras ruinas pude verme protagonizando aquella película que tantas veces había visto y repetido hasta la saciedad, donde Lara Croft luchaba contra los malos entre disparos, saltos y artes marciales.

Demostrando mis artes marciales.... :P

Demostrando mis artes marciales…. 😛

Terreno Croft

Terreno Croft

Es un lugar que por mucho que se intente describir o puedas ver fotos, películas o incluso videojuegos ambientados en esas ruinas, hasta que no estás allí delante no sabes lo que realmente ves. Te impresiona la estructura, los colores, las raíces adueñándose de todos los edificios y el moho tiñendo las paredes de un color verde intenso que te atrae hasta la saciedad.

!Parecía de película!

!Parecía de película!

Así que empezamos a recorrer todo Angkor con la moto y gracias a eso pudimos pasar de una ruina a otra rápidamente. Tuvimos mucha suerte con el turismo de masas, ya que no encontramos una cantidad de gente exagerada y se podía pasear tranquilamente por todo.

Aquí la Croft (!Qué flipada soy!)

Aquí la Croft (!Qué flipada soy!)

Nuestro recorrido lo recomiendo a todos los que vayáis a ver Angkor en un día, os dará tiempo de verlo todo (lo principal y más importante) y alucinaréis de todo lo que llegaréis a poder ver en un solo día.

Nuestro recorrido fue el siguiente;

Angkor wat-Prasat Kravan-Sras Srang (para ver el atardecer)-Banteay Kdei- Prohm (Raíces gigantes abrazando los edificios)-Ta Keo (preparos para subir escaleras y no lo recomiendo a los que temen las alturas o sufren vértigo)-Victory gate (mi puerta :P)-Bayon (Lugar plagado de cabezas gigantes en los edificios de Angkor Thom)-Bap Huon – Banteay prei –Prassat Prei

Y para despedirnos de este increíble lugar elegimos el estanque que rodea todo Angkor Wat para ver el atardecer y hacer un pequeño picnic. Un sitio que recomiendo para poder ver el juego de colores que deja el ocaso en el cielo a la vez que se ve reflejado en el agua del estanque (sin palabras).

Despidiendo Angkor

Despidiendo Angkor

Después ya nos dirigimos de nuevo al hotel para entregar la moto, cenar algo e irnos a dormir ya que a las 6:00 de la madrugada nos pasarían a buscar para llevarnos en minivan a Banlung, una zona verde y protegida de Camboya. Aquí encontraríamos desde puentes colgantes de madera para poder llegar a las cascadas hasta un lago en el cráter de un volcán donde nos daríamos un buen chapuzón entre corrientes de agua fría y caliente.