Pocas veces en mi vida he notado y disfrutado tanto de un cambio de aires como cuando fuí consciente en un avión Calcuta Bangkok a más de 10000 pies de altura de aquello que llevaba en el estómago…

De haber padecido este problema en la India, más en concreto en una ciudad tan complicada para vivir (a nuestro estilo), como Calcuta, la jodienda habría sido doble, pero por suerte una de las (a mi modo de ver) prioridades para mejorar la india, la higiene, en países como Tailandia, era bien tenida en cuenta…

Ya en el aeropuerto se notaba que entrábamos en otra realidad. Si en la India puedes observar e incluso criticar esa doble moral de un país que gasta millones de Euros en la construcción y mantenimiento de sus aeropuertos intentando mostrar una cara que no es la suya a todo aquel que pasa por allí, en Tailandia, puedes darte cuenta de que realmente es un país limpio.

No sabíamos si aquello que padecíamos duraría horas, días o semanas pero poco a poco nos acercabamos al hotel nuestras caras parecáin reflejar algo en que estabamos de acuerdo, aquí sería más fácil.

Llegabamos a Bangkok

Llegabamos a Bangkok

Teníamos reservada una noche en el hotel que, trás dejar las cosas y esta conformes y convencidos de que aquello que tenísmos no era un común mal de estómago, decidimos pillar dos noches más y reposar nuestros cuerpos.

Ese primer día Vicky se parecía bastante a la niña del exorcista ya que no paraba de echar cosas por la boca y su color se había vuelto “todavía” más blanco…

Relax, suero, termómetro y algún paracetamol. Por la noche paséamos por los alrededores disfrutando de un fabuloso Pad Thai para, al día siguiente si nos encontrábamos mejor, hacer algo de turismo.

  bangkokcales bankdokero Al despertar ella parecía renacida mientras en mí se mantenía un creciente dolor de estómago, aún con todo, nos sentíamos en condiciones de patear la ciudad, y así hicimos, lo primero era tramitar el visado Birmano, después de eso nuestro primer día lo dedicaríamos a descansar esperando pasase la tormenta…

Meses antes habíamos estudiado las posibilidades para entrar en Birmania, una de ellas, la que finalmente elegimos, era hacerlo por tierra desde Tailandia, concretamente desde la ciudad de Mae Sot. Fuese por tierra o por aire, el visado en Birmania era necesario y la mejor opción parecía obtenerlo directamente desde Bangkok y, entre otras cosas por todo esto nos encontrábamos en Bangkok.

Esa primera mañana la dedicamos a tramitar el visado dirigiéndonos (en taxi pidiendo taxímetro) a la embajada de Myanmar en el 132 de la calle Shalton Road, únicamente eran necesarias 2 fotos de carnet, pasaporte en regla y 1600 baths a persona (unos 45 euros) si decidias esperar 2 días para obtenerlo como en nuestro caso. El precio cambiaba dependiendo de tus prisas, si lo querías el mismo día te costaba 2700, el día siguiente 2200.

Era imoprtante saber que solicitar el visado (rellenar la información necesaria y pagar) se hace por las mañanas de 9 a 12 de Lunes a Viernes mientras que recogerlo es por las tardes de 15:30 a 16:30 los mismos días.

Horarios

Horarios

Llegamos a la embajada Birmana

Llegamos a la embajada Birmana

No teníamos prisas y necesitabamos reposar nuestros estómagos por lo que en Tailandia ibamos a tomarnos las cosas con calma (Birmania era todo un misterio).

El día siguiente lo dedicamos a hacer turismo por ChinaTown y de camino disfrutaríamos de los canales de la llamada Venecia del Este.

La segunda cosa que más llamó mi atención de esta ciudad fue fallecido rey y sus carteles esparcidos cada cien metros por toda la ciudad (y el país como más tarde observaríamos), pensé: ¡que pesado de tio! Y lo seguiré pensando. O es una persona fabulosa o los pobres Tailandeses están más engañados que los “ya pocos” (eso espero) españoles que áún no ven que nacer con un apellido en el siglo XXI poco tiene que ver con nada bueno sino al máximo todo lo contrario…

Espero que el difunto rey (por el que se declaró luto durnate todo el 2017) y su familia (que imagino es la que gasta millones de euros en cartéles para recordarlo) haya hecho tantas cosas buenas como cartéles se muestran a lo larto de todo el país.

en todas las esquinas...el rey

en todas las esquinas…el rey

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La otra (primera) cosa que más llamó mi atención al llegar a Bangkok fueron sus taxis y, entre todos ellos el rosa fucsia que me haría entender este color es uno de los favoritos de los Tailandeses (lo tienen en casi todo). Vicky me comentaría que los colores indicaban diferentes tipos de taxis (más o menos caros) según las tarifas que en los mismos coches se indicaban, también me indicó una de las reglas de oro para moverse por Bangkok, coger taxis (no tuktuks que son más caros) y pedir que pongan el taximeter. Si lo haces te sentirás mejor, es decir, no te sabrás timado…

Lo del color rosa una peculiaridad más como los toros en la españa cañi o los eruptos en la india.

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El rosa...¡hasta en los huevos!

El rosa…¡hasta en los huevos!

Siguiendo el mapa, entre taxis de colores y carteles del difunto rey, llegariamos a la zona de los canales, y una vez allí decidimos perdernos entre los callejones de los llamativos barrios con casas de madera que se encuentran junto los canales. Me recordó a dibujos animados como Oliver y Benji o Sin Chan, pequeñas casas de madera con infinidad de callejones con mucha vida en su interior, nos encantó descubrirlos antes de coger nuestra (mi) primera góndola de la Venecia del Este.

barca

Barcos con sus revisoresbarcaagua

Lona “ventana”barcabangkok barcacontrolador barcaznoche

Más bangkok

Más bangkok

 barco llegando a Bangkok barcobangk

Callejeando por la ladera del canal y tras alguna pregunta nos dirijimos a la parada del bus-gondola en sentido (según el mapa) hacia ChinaTown. Ibamos a jugárnosla sin necesidad de preguntar (el inglés en Tailandia era bastante más limitado que en la India y a veces no apetece ni preguntar).

Una particularidad de estas lanchas es que el revisor suele ir de pie agarrado fuera de la lancha y que en su interior una especie de loneta de plástico hace las veces de ventana y una cuerda amarrada a esta las veces de manivela. Nos dimos cuenta que, a la velocidad que suelen navegar estas lanchas seguramente fuese mejor usarlas para no acabar calados…

Aterrizamos cerca de ChinaTown y seguimos caminando y disfrutando de la ciudad. Había oído (creo que por Vicky) decir que una de las peculiaridades de Tailandia era su gran cantidad y calidad de olores y así lo reconocería tanto en ChinaTown como en el resto de lugares, no era una buena ayuda para mi estómago en esos momentos pero no tocaba otra que joderse…

De la zona de ChinaTown decir que, tal vez por la cercanía, jamás antes había observado un barrio que me acercase tanto al gigante asíatico. Calles y calles atestadas de grandes carteles, conejos chinos, perros chinos y muchos chinos, decoración, comida, calendarios, miradas rasgadas…una pequeña china dentro de un país con el que seguramente mantiene parentesco…

callejones chinacart chinamer chinato2 chinatown corechino calleje callejeo callejes

Tras disfrutar de todo aquello y aún con energías nos acercamos al centro bordeando el rio para terminar disfrutando de un espectacular -mi primer- templo tailandés de estilo budista, no sabía que en dos días conocería una ciudad en la que no cabían más templos…

Ya teníamos Birmania

Ya teníamos Birmania

Nos quedaba disfrutar de una mañana en Bangkok antes de dirigirnos a Ayuttaya, una ciudad de la que había leído (por Vicky) y oido hablar muy bien. Bangkok me dejaba buen sabor de boca, más aún sabiendo que por estado no podía probar ni comer demasiado.

El malestar no pasaba pero tocaba aceptar eran lances del destino y disfrutar siendo conscientes que, de haber padecido esto en la India nuestros planes habrian cambiado mucho.

Realizamos el checkout y volvimos a la embajada Birmana a por nuestros visados, animados habiendo obtenido de esta ciudad más de lo que al menos yo esperaba, con caras más agrias de lo normal a causa del estómago, nos dirijiamos a la estación de trenes, la Bangkok Railway Station para comprar dos tickets en el primer tren a Ayutayya por 40 centimos de euro cada uno (15 baths). Llegaríamos en poco más de dos horas esperando que nuestros estómagos nos permitiesen disfrutar (como ya lo habíamos hecho en Bangkok) de la belleza del lugar que había mucha…jamás había observado tantos monumentos de Budha juntos, Ayutayya te trasladaba a otra realidad…

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