Encontramos Methana de casualidad buscando algunos de los pueblos con encanto en el Peloponeso. Y así Sergio dio con un puerto al parecer por las fotos, precioso, por ello sin pensarlo demasiado reservamos un hotel llamado “Maltezos Rooms” y hacia allí nos dirigimos.
Methana se encuentra en una península volcánica, unida a la del Peloponeso. La península es totalmente de origen volcánico y contiene más de 30 diferentes centros de erupción.
Tardamos más de dos horas en llegar desde Argos ya que la carretera no estaba muy bien condicionada y la circulación por ella se hacía complicada. Nos topamos incluso con un tramo donde se había cortado la carretera por desprendimientos para ambos sentidos, teniendo que esperar en un semáforo y circular por un carril colindante a un precipicio.
A pesar de ser un camino largo y un tanto dificultoso cuando llegamos al lugar nuestros ojos se abrieron de par en par. El pueblo o península mejor dicho nos daba la bienvenida con un cartel donde se podía leer Hot Springs y a conjunto de un paisaje de aguas blancas que nos recordó un poco a Nea Kameni uno de los volcanes de Santorini. El parecido tenía mucho sentido ya que se trataba nada más y nada menos que de aguas termales que surgían a través de uno de los volcanes que escondía Methana, el llamado “Mavri Petra”.
Nuestro primer objetivo fue dejar las cosas en el hotel e ir en busca de un restaurante donde poder comer algo típico del lugar. Esta vez nos decantamos por unas “gambas saganaki” y una ensalada griega, todo estaba buenísimo y económico. El restaurante se llamaba “Babis Taverna”
Tras el atracón y una siesta para reponer fuerzas nos dirigimos a probar esas aguas termales que al parecer dicen ser bastante beneficiosas para el cuerpo y así intentar restar años a nuestro carné de identidad.
Y así tras diferentes chapuzones relajantes, salimos de allí tan relajados y contentos que pensamos que al día siguiente antes de marcharnos de allí, deberíamos volver a probar aquellas aguas termales.
Tras una buena y necesaria ducha (ya que olíamos a azufre) fuimos en busca de algún pueblecito bonito donde disfrutar de un paseo y porqué no, de unas buenas vistas.
El más “cercano” de donde nos alojábamos se llamaba Vathi y se encontraba a unos 17 minutos en coche y para llegar habían dos caminos que podías elegir, y cómo siempre Sergio eligió el más estrecho y complicado de todos ellos.
Tras sudar un poco al volante y temer por nuestras vidas, llegamos a un pueblecito de pescadores donde nos dispusimos a contemplar el atardecer. Tras el ocaso, buscamos un lugar donde poder degustar comida local y recorriendo el pequeño puerto terminamos encontrando un magnífico restaurante “Fish tavern Mariori” donde la comida te la sacan literalmente del agua.
Almejas, dátiles de mar, mejillones y pulpo frito fueron los platos que elegimos para darnos un festín, en total fueron 55€ para 4 personas. El dueño del restaurante fue muy amable y nos atendió muy bien, la comida era excelente y qué decir de fresca si pudimos ver como la sacaba del agua en unas redes que tenía de pesca. El precio era increíblemente barato y para terminar la cena, nos obsequiaron con el postre, una bandeja con todo tipo de fruta cortada. Después de la suculenta cena volvimos al hotel y al día siguiente para despedir Methana nos decantamos por meternos en las aguas termales de nuevo y proseguimos la marcha hacia Salamina.
En esta especie de islote conectado al Peloponeso son muchas las actividades que se pueden realizar, entre ellas:
– Bañarte en sus aguas termales.
– Realizar diferentes rutas de senderismo recorriendo alguno de los más de 30 centros de erupción con los que cuenta la península de Methana.
– Visitar las diferentes Acrópolis y perderte en el tiempo por los restos arquitectónicos del templo de la época micénica ubicado en las cercanías del pueblo de Vromolimni
– Practicar kayak.
– E incluso recorrer y disfrutar de preciosos pueblos pesqueros como el de Megalochori o Vathi.