Dejamos el Lago inle y Birmania a un lado para dar la bienvenida a Vietnam, esta vez era Ho Chi Minh que esperaba nuestra llegada.

Al aterrizar en el nuevo país lo único que tuvimos que hacer fue una simple cola para presentar nuestros pasaportes a las autoridades y que nos los sellaran. Al ser ciudadanos españoles  tenemos permiso para estar tranquilamente durante 15 días sin tener que dar ninguna explicación sobre nuestro motivo de llegada, donde nos alojamos o los lugares que queremos visitar, ¡vamos que tenemos libre albedrío para movernos como nos plazca!.

Lo primero que hicimos fue pillar un bus para llegar al distrito 1 que es la zona mochilera por referencia de todos los aventureros como nosotros. Allí se encontraba nuestro hotel y gracias al gps y a las entrevistas que realiza mi vasco a todo local que se encuentra por el camino, lo pudimos encontrar sin problema.

El hotel, resultó encontrarse en uno de los barrios más vietnamitas que podrían existir. Estaba ubicado  en una calle totalmente local, lleno de bares con lugareños tomando cerveza como si no hubiera un mañana dando igual el día de la semana en el que te encontrabas. Restaurantes plagados de todo tipo de comida, pero sobre todo de ¡mariscazo!.

A mí se me abrieron los ojos, a cada paso se podían ver ostras, almejas, cangrejos y todo tipo de bichos del mar (Ese día empezaron mis antojos con los dichoso cangrejos, pobre Sergio lo que tuvo que aguantar).

Después de dejar nuestras cosas en la habitación fuimos a dar un garbeo por esa ciudad que parecía más la gran vía de Madrid que Asia. Nos sorprendió bastante el contraste que vimos, pues veníamos de Myanmar y de haber estado en los lugares más salvajes y dejados de la mano de dios que existen y de repente nos encontrábamos en una “Europa” de frente lo que fue bastante chocante.

Después de analizar bien esa ciudad tan avanzada y moderna que nada tiene que ver con el resto de Vietnam, nos fuimos de nuevo al barrio de nuestro hotel a mezclarnos entre locales con una buena cerveza “tiger” y a vivir un poco la experiencia Vietnamita de verdad.

Al día siguiente un ferry nos esperaba para zarpar hacia Long Hai, una zona costera bastante famosa entre los locales que la eligen para disfrutar de sus vacaciones y así poder desconectar en el mar, entre olas y marisco.

Yo no había leído nada sobre el lugar, pues fue Sergio que quiso darme la sorpresa de llevarme allí dos días para que nos pudiéramos relajar y disfrutar del sol (que tanto me gusta).

Después de 60 minutos de trayecto por los canales del Mekong, desembocamos en el mismísimo mar de la china meridional. Allí se encontraba el que sería nuestro siguiente destino durante dos días y donde Sergio podría recuperarse de estos dichosos mareos (O eso pensamos al principio…).

Al llegar lo primero que hicimos fue alquilar una moto para los días que estaríamos por esa zona a un local que nos paró en el puerto. Vamos que aquí cualquier persona te presta su moto durante unos días por algunos dólares y una tarjeta con alguna foto como intercambio con la moto el último día.

Así que sin pensar ni un segundo decidimos que la mejor opción era esa, y con dos mochilazas en una moto partimos hacia nuestro hotel, que se encontraba a una hora de camino (Lástima no tener alguna foto, pero imaginaros nuestras maletas en una moto enana y con nosotros encima…)

Al llegar al hotel nos atendió una señorita que no sabía nada de inglés, pero que entre gestos, sonrisas e indicaciones con la mano nos terminamos entendiendo a la perfección. Una vez hecho el checkin y dejado las cosas en la habitación nos fuimos a ver el atardecer a alguna zona costera para disfrutar del mar.

Llegamos a la playa que estaba a unos cinco minutos del hotel, donde te podías tomar una cervecita fresquita en la misma arena junto a locales de la zona. Allí mismo te ofrecían el marisco que habían pescado para hacértelo a la brasa para acompañarlo de la birra y del sol. Preguntamos el precio primero y cuando nos dijeron 200000VND por un cangrejo se nos quitó el hambre (creo a que a mí me dio un corte de digestión…). Así que con una cervecita bien fría y sentados en la arena nos dimos con un canto en los dientes bien felices.

El atardecer no se hizo esperar demasiado y pudimos contemplar el espectáculo de colores que tanto nos gusta a los dos. Después buscamos un buen lugar para poder cenar algo decente a un precio que alcanzara nuestros bolsillos, pues habíamos oído hablar de que Vietnam era barato, pero no sabíamos que dependía de las zonas que visitaras… Asia está cambiando bastante y los precios no hacen más que ir subiendo y subiendo.

Al día siguiente como Sergio seguía con esos mareos empezamos las gestiones con nuestro seguro para pedir asistencia sanitaria en viaje, algo que hasta que no lo vives no sabes muy bien cómo llega a funcionar un seguro o si te traerá más dolores de cabeza de los que ya tienes.

Vasco gestionando la asistencia sanitaria

Vasco gestionando la asistencia sanitaria

Axa NO es un seguro para que contratéis en caso de viajar al extranjero, os lo comento por si alguien tiene pensado viajar y está mirando opciones de seguro. Las gestiones básicamente las tiene que hacer tú, y dárselo todo masticado.

Estuvimos todo el día encerrados en la habitación esperando que gestionaran algo, que según ellos trataban de “emergencia” para poder ir a un hospital próximo en el lugar donde nos encontrábamos y que le miraran al Vasco lo que tenía.

Nos llegaron a decir por teléfono y por correo electrónico que nos encontrábamos en una zona remota y que estaban haciendo lo posible por encontrar un hospital próximo lo antes posible ya que para ellos era una “urgencia”.

Pues si hubiera sido una urgencia real y nos hubieran tenido esperando TODO el día en una habitación a que nos dijeran el nombre de un hospital o nos enviaran algo, creo que veríamos antes la luz del túnel que la de los faros del coche del taxi….

Fue bastante lamentable por parte de AXA informarnos después de habernos tenido todo el día esperando que al encontrarnos en una zona remota de Vietnam no podían enviarnos un taxi, a lo que respondimos que estábamos en una zona moderna, con carreteras y petada básicamente de taxis.

Resumiendo (que me alargo demasiado… :P), a las 20.30 pudimos ir a un hospital pagando previamente el taxi de nuestro bolsillo. Al llegar nos atendió el portero que nos dio a entender que allí no había nadie y que llamaría a los doctores de emergencia para dar el aviso de que estábamos allí.

Llegaron un doctor y dos enfermeros, que nos atendieron enseguida y empezaron a examinar a Sergio detenidamente (normal… a cualquiera se le va la vista con este pedazo de bombón).

Traducción médico - srcset=

Enfermero -> Paciente” width=”1069″ height=”602″> Examinando al Vasco de los mareos extraños… 😛

Fue graciosa la escena, un doctor, un enfermero y una traductora para llegar a la conclusión gracias a la ayuda del Doctor Sergio González de que se trataba de unos tapones en los oídos lo que hacía que le provocaran esos mareos tan extraños.

Y...finalmente y trás muchos taps miramos en las orejas...

Las vistas desde mi asiento, os podéis imaginar el espectáculo que pude presenciar… solo faltaron las palomitas 🙂

Después de unas risas (Como dice el dicho; más vale reír que llorar),nos volvimos al hotel a seguir descansando y pensando en todo lo que teníamos que hacer al día siguiente, pues el aeropuerto de Ho Chi Minh y un vuelo hacia la isla de Phu Quoc nos esperaba.

A la mañana siguiente despertamos con más energía de lo normal, pues Sergio por fin sabía de donde le venían los mareos y los dos estábamos más que animados por llegar a la isla paradisíaca de Phu Quoc. Así que fuimos temprano a entregar la moto al dueño, nos subimos en el primer bus en dirección Ho Chin Minh y de allí un taxi al aeropuerto para pillar el primer vuelo de la tarde.

En apenas media hora ya aterrizábamos en la isla y empezaba lo que serían unos 8 días increíbles descubriendo cada rincón de ese pequeño islote perdido en el mar de la china meridional.

Habíamos buscado información de cuáles eran las mejores playas que podríamos encontrar si nos aventurábamos. Eran muchas las opciones que teníamos, y enseguida nos dimos cuenta de que pillar más de 6 noches fue lo mejor que pudimos hacer, pues aparte de playas también tenía lugares con mucha historia para visitar.

Nuestro primer día empezó bastante movido, pues decidimos que lo mejor era alquilar una moto para poder movernos por toda la isla que tiene un tamaño igual o parecido que la de Ibiza.

Así que esa misma mañana con moto, cascos y energía nos dirigimos a la primera playa de la que habíamos oído hablar más y de la que decían ser la mejor de todas, Sao Beach.

Vistas de Sao Beach

Sao Beach

Mi Vasco motero (muy experto él en conducción por Asia en moto) se las ingenió con su gps y su mega orientación para poder llegar al sitio a la primera y sin perdernos. Así que en unos 30 minutos estábamos en la otra punta de la isla tumbados en la toalla disfrutando del sol, la arena y el agua cristalina.

saobe

Allí nos mantuvimos hasta entrada la hora de la comida, que decidimos (más bien nos obligamos por los precios desorbitados que habían en los restaurantes de la playa) movernos hacia el pueblo de An Toi, un lugar de pescadores y locales donde pretendíamos comer algo decente y a buen precio. Después de dar tres mil vueltas y buscar un sitio que nos dieran de comer, encontramos un chiringuito en la calle donde nos pusimos finos a rollitos vietnamitas por menos de 1€.

Decidimos volver pronto, aprovechar la piscina del hotel y arreglarnos para salir a pasear por el night market, un lugar para poder degustar todo el mariscazo que quieras, eso sí, ¡soltando billetes!.

Marisco a elegir en el night market

night market

Por muchas vueltas que diéramos a ese increíble lugar plagado de peceras con cangrejos, langostas, gambas y todo tipo de ser marino (Incluidos los tiburones), no encontrábamos nada que nuestros bolsillos se pudieran permitir.

Langostas del tamaño de un cerdo

Nos ofrecieron cangrejos desde 40€/kg hasta langostas por 100€/kg, así que nuestros ojos se abrían como platos, pero no de las ganas que nos daban de comer, si no, de ¡salir corriendo!. Sergio me insistía a que me comiera un cangrejo (ya que le había dado la chapa todo el viaje con comer algo de marisco), pero a mí se me quitaba el hambre cuando me decían los precios.

Durante las primeras noches terminamos cenando a base de bolas rellenas de pulpo que salían por 1€ (6ud) más o menos y algo de postre a medias.

El night market de Phu Quoc

Puesto de bolas de pulpo

Los días siguientes los aprovechamos al máximo visitando todas las playas recomendadas por viajeros como nosotros en busca del paraíso (sigo pensando, que en Mallorca están las mejores playas del mundo).

Jurassic Park

Jurassic Park

Pudimos disfrutar de Vung Bao, que sin duda es nuestra favorita, solitaria, silenciosa y con agua cristalina. Ong Lang Beach otro rincón increíble que recomendamos sobre todo para ver el atardecer, no hay ningún otro lugar donde se pueda contemplar el sol escondiéndose en el agua. Y Tom Beach, de difícil acceso (los caminos son para carros o cabras) y está de camino a la granja de cocodrilos, donde podéis poneros las botas en el restaurante (Song Bien Quan) de la misma playa gastando poco.

vunbauBeach

Vung Bau, aguas increibles...

vunbauagua

A parte de disfrutar del sol, la playa y las aguas cristalinas, dejamos tiempo a lugares de visita obligada (bajo nuestra opinión) como la granja de cocodrilos y la “coconut Tree prisión”.

tigercagecarcel

Mucho perro...

Finalmente...

El tunel original

carceltorturas

La luz al final del tunel...

Acojona pensar que puedas caer aquí...

A pocos cm de nosotros…. increíble experiencia… por poco no lo contamos!

cocodrilosalta

Fueron 8 días increíbles en una isla que nos dejó un buen sabor de boca, y en la que seguramente nos hubiéramos quedado más tiempo.

onglangatar

Desgraciadamente el tiempo pasa muy rápido y son tantos los lugares que deseamos visitar, que no podemos quedarnos en un único sitio un tiempo infinito. Así que con la mochila cargada en la espalda, una sonrisa de oreja a oreja y con un color de piel caribeño nos dirigimos en ferry hasta Ha tién donde un bus nos llevaría hasta Camboya, nuestro siguiente destino.