Mi avión salía a las 21 50 hora española y llegaba a Nueva Delhi a las 11:15 de la mañana. Por seguridad (más recordando cómo casi pierdo el anterior vuelo a la india), el día anterior llegue a Madrid pensando en dejar preparado todo lo necesario e ir con tiempo al aeropuerto.

Sobre las 18 llegue al aeropuerto para acceder al mostrador de la compañía con que realizaba el vuelo (Air India) y facturar mi maleta. Como tenía 2 vuelos y uno hacía escala con más de 6 horas de espera, pregunté al operador si podían enviarme la maleta directamente a Kochin. Me dijo que no habría problemas y por suerte así fue.

Tras varias cañas y un cálido hasta luego (Vicky me acompañaba), me despedí para dirigirme a la puerta de embarque, debo decir que entre las despedidas, fechas, un pequeño trancazo que tenía y sumergirme de lleno en lo desconocido, me sentía un poco raro.

Una vez en la puerta de embarque acompañado de esa sensación difícil de describir fruto de tantos cambios en tan poco tiempo, decidí ponerme algo de música para dejar de pensar en ese miedo a volar que desde hace pocos meses había nacido en mi.

La causa de este temor creo se debe a algún que otro desastre aéreo no demasiado lejano, lo que acompañado del hecho de vivir en una isla y realizar más de 1 vuelo al mes de media en los últimos meses, me hacía pensar que si la probabilidad era parecida a la de que te toque la lotería, ya llevaba demasiados billetes comprados.

En los últimos meses a este temor le acompañaba una extraña premonición que debo empezar a eliminar de mi mente, los números capicúas…

Hace unos cuantos meses comencé a fijarme que al observar mi móvil casi siempre la hora era un número capicúa. No creo en rarezas ni soy hipocondríaco o me rallo por chorradas pero me pareció algo gracioso y se lo comenté a mi hermano, tal vez era alguna señal (que aún no entendía) por lo que intenté estar alerta con la vida para ver si podía encontrar algún significado más allá de los números, como era de imaginar no veía nada…

Mi hermano y yo comenzamos a enviarnos capturas del móvil con los horarios capicúas y cada vez me daba más cuenta que seguramente el porcentaje de números capicúas que veía no era tan alto como pensaba. Por si acaso busque un billete de lotería de navidad capicúa y, cómo también era de imaginar, no tocó nada. Pero, llegarían (sin buscarlos) nuevos billetes capicúas…

Mi billete hacia Delhi jutno con el visado que usaría 4 años atrás.

Los del avión a la india, ambos. El 33J me llevaría a Delhi y el 22F a Kochin, entre el miedo a volar y esta coincidencia, algo más acojonado de lo normal creo que iba…

Pero volar, volé…

Y llegué al avión de Air India, un airbus 720, 9 plazas 3 filas, televisión, manta y buen cojín y, seguramente, pronto lo corroboraría, al ser una compañía india en el menú no faltase la excelente (me encanta) y bastante picante comida india.

Me tocaba ventana pero una chavala gallega me pidió cortésmente si le cambiaba el asiento para ir sentada junto a su hermana (seguramente gemela porque eran casi idénticas). No lo pensé dos veces ya que yo viajaba sólo y no me importaba ventana o pasillo y ya de paso por si acaso… dejaría de volar en número primo.

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Una vez sentado me puse el cinto, manta y busqué entre las películas alguna que pudiese entretenerme.

Pero no la encontré. Se ve que Air India, al ser una compañía India y haber sido esta una colonia inglesa, disponer de territorios que fueron ocupados por portugueses (Goa) o franceses (Kerala), consideraba el español una lengua ni tan siquiera secundaria ya que únicamente encontré una película en español titulada El Olivo. Pensando en extrñas coincidencias en las que tiene que ver mi cercana compañera de viaje y en que volveremos juntos, pensé era mejor dejarla para la vuelta.

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Mi billete hacia Delhi jutno con el visado que usaría 4 años atrás.

Así que busque otras posibilidades. La opción principal era el indio seguido del indio regional por lo que había películas en Indio y también en dialectos como el punjab o el hindi u otras regiones de este país. Descartando esta opción disponía de gran número de películas en inglés francés, alemán, japonés e incluso italiano. Habiendo vivido 9 años en Roma me decanté por esta última hasta que a mitad de película llegó la comida y decidí pausar aquel tostón que estaba viendo (se llamaba a Winters Tale).

Como imaginaba, me encantó la cena. Las opciones eran cerdo o pollo con arroz y especias indias, todo ello como no podía ser de otra manera muy picante, acompañado de ensalada, café y de postre una especie de arroz con leche indio cojonudo.

Tras degustar aquella cena (ya serían cerca de las 12 de la noche) intentaría dormirme por desgracia sin ningún éxito.

Tras media hora intentándolo decidí dejar de engañarme para seguir viendo que más daban en la tele. Descarte la película italiana y busqué entre las opciones en ingles, elegí la última de Bourne.

No imaginaba que seguir una película en inglés americano sin subtítulos podía ser tan complicado. La veía y podía intentar comprender lo que decían los actores aunque el 99% de las veces más que comprender las palabras, me las imaginaba.

Tras varios minutos engañándome a mi mismo, al darme cuenta que la historia que me inventaba en mi mente poco o nada tenía que ver con la película, decidí hacer otra pausa.

Parece que había personas a quienes le costaba más que a mi...

Parece que había personas a quienes le costaba más que a mi…

Estaba cansado pero no tenía sueño, y como no sabía qué hacer busqué inspiración espiando a mis compañeros de vuelo. Al haber cambiado el asiento con la gemela gallega, tuve que pasar a la fila de atrás y sentarme en la butaca central, la 34I, por lo que mis compañeros de viaje era una pareja de señores argentinos que, seguramente tras muchos años de casados, preferían hacer el vuelo separados…

El hombre dormía tras haber pasado un buen rato (lo veía con el rabillo del ojo) peleando como yo con aquella televisión en busca de algo interesante. Ceso en su empeño por lo que en su pantalla se reflejaba interesante información del vuelo, a mi izquierda la señora veía una película romántica de la que poco me importaba el nombre o el idioma en que hablasen.

Aburrido y sin opciones decidí ojear la información de vuelo. Se describía cual sería el trayecto, el número de kilómetros, nuestra situación en el mapa, altitud, ciudades y países que sobrevolábamos…

Rápidamente descubriría que en la India son exactamente 4 horas y media más que en España, que en Delhi estaba amaneciendo pero todavía era noche profunda en la zona sobrevolada o que (esto acojonaba un poco más) entraríamos en territorio turco pasando muy cerca de Siria, Irak y Afganistán entre otros.

Información de vuelo y zonas sobrevoladas

Información de vuelo y zonas sobrevoladas

Tras ojear un rato aquella información con más de cuatro horas de vuelo y sin conseguir dormir, empecé a sentir finalmente algo de sueño y me conseguí dormir.

Una hora y media de sueño más tarde despertaría sin sentir cansancio alguno por lo que intenté nuevamente buscar otra película en inglés esta vez a poder ser más fácil de seguir. Allí estaba, se llamaba Escuadrón suicida y, siendo una película de superhéroes sabía que tendría poco que inventar. Así me entretuve un rato hasta que llegó el desayuno.

Excelente desayuno tras el cual decidiría estirar un poco las piernas quedaba poco más de una hora para llegar a Delhi.

Al volver al asiento la tripulación entrego a los extranjeros (no hindús) un papel a rellenar para entregar en aduanas una vez en tierra. La rellené y metí en la riñonera, volvería a sacarla más tarde una vez en Kochin para obtener finalmente el visado de turista y poder entrar en India.

Faltaba poco y sentía como la película en inglés me daba algo de sueño cuando ya no lo necesitaba así que volví a consultar la información de vuelo intentando visualizar la cuenta atrás con los kilómetros que me separaban de mi destino, 600, 150, 50, 25, 3, 2, 1…0

Llegados a Delhi

Llegados a Delhi

Habíamos llegado, entraba de lleno en una nueva realidad…