Entrábamos en un pequeño poblado con humildes cabañas hasta que, a pocos cientos de metros de lo que sería el monasterio decidimos aparcar. Según la información recopilada el lugar se encontraba en una pequeña isla a la que pocos años antes sólo podía accederse en barca, para nuestra fortuna hace poco habían construido un puente así que de este modo, sin importar la hora, podríamos llegar.

Habíamos buscado por todos lados información sobre el horario de visita sin encontrar nada. Siendo las 17 pensábamos que con un poco de suerte, el punto final en la peregrinación de los exploradores de Vlad debería estar abierto…

Pero parecía que no íbamos a tener esa fortuna y, aunque la presencia de una pequeña casa con huerto, diferentes materiales e incluso una bicicleta de niño indicaban este era un lugar habitado por alguna especie de guardián, no encontramos vida humana por ningún sitio.

Situación que aprovechamos para investigar por nuestra cuenta cuanto nos venía en mente. El lugar, una pequeña isla del tamaño de uno o dos campos de fútbol, disponía de una torre principal que podía servir de puerta de entrada desde el puente, a su derecha una pequeña casa revelaba la existencia de algún custodio y en el centro de la isla podíamos observar el gran monasterio rodeado de un bonito y cuidado jardín donde se disponían toda clase de elementos; entre ellos tumbas, una especie de capilla, un pozo, baños públicos, caballerías con pequeños potrillos e incluso un pequeño embarcadero para posibilitar el tráfico en barco.

La isla de Snagov a lo lejos….

Paseamos, observamos, intentamos abrir puertas o descubrir nuevos misterios hasta que, más de media hora después de nuestra llegada y no observando presencia humana alguna, decidiríamos coger el camino de vuelta para llegar a nuestro coche; con la fortuna en forma de persona de que en el único puente que comunicaba el lugar con tierra firme, caminando en sentido contrario, se encontraba el guardián de este precioso islote…

en el islote, vegetación por doquier….

 

Vicky aventurándose por los caminos que conducían al monasterio….

Al verlo le comunicamos si era posible visitar el monasterio a lo que nos contesto con un si, no hay ningún problema y pronto nos abrió aquellas puertas.

El monasterio y en su interior… la tumba.

La parte de atrás del monasterio…

Todo parecía tener un precio, aunque, en este caso no me pareció para nada alto ya que por 33 lei pudimos disponer del lugar a nuestro antojo y en solitario. El guardián nos abrió la puerta, recogió el dinero y nos comentó como debíamos cerrar el portón al salir. Disfrutábamos a solas del panteón de Vlad el empalador, podíamos imaginarnos dentro de la novela recordando como de haber venido acompañados por el profesor Van Helsing seguramente nos ocurriría abrir aquel ataúd para terminar con la vida de aquel monstruo. Era alucinante…

ya en el interno…

Entramos en Carfax sin dificultad y encontramos todo exactamente igual que la primera vez que estuvimos en la casona. Era difícil creer que entre aquel ambiente prosaico de negligencia, polvo y decadencia, pudiera haber una base para un horror como el que ya conocíamos. Si nuestras mentes no estuvieran preparadas ya y si no nos espolearan terribles recuerdos, no creo que hubiéramos podido llevar a cabo nuestro cometido. No encontramos papeles ni ningún signo de uso en la casa, y en la vieja capilla, las grandes cajas parecían estar exactamente igual que como las habíamos visto la última vez. El doctor van

Helsing nos dijo solemnemente, mientras permanecíamos en pie ante ellas: —Ahora, amigos míos, tenemos aquí un deber que cumplir. Debemos esterilizar esta tierra, tan llena de sagradas reliquias, que la han traído desde tierras lejanas para poder usarla. Ha escogido esta tierra debido a que ha sido bendecida. Por consiguiente, vamos a derrotarlo con sus mismas armas, santificándola todavía más. Fue santificada para el uso del hombre, y ahora vamos a santificarla para Dios. (Drácula de Bram Stoker)

El lugar, como la isla en sí era también precioso. Los muros estaban cubiertos de preciosos murales de estilo bizantino en los que seguramente se disponían muchos santos y mártires y se explicaban las razones de todo ello pero, algo más interesante aún, frente a la puerta se encontraban grabados y pinturas de Vlad Tepes junto a sus historias en diferentes idiomas…

Una curiosa dentro del monasterio….

En una de estos relatos, una de las leyendas sobre la muerte de Drácula, decía como, tras su asesinato en una de sus cruentas batallas allí por diciembre de 1476, se decidió dividir su cabeza del cuerpo enviándola a Constantinopla para mostrar los respetos al sultán y dar fe de su muerte (se dice que este la haría empalar) dejando los restos (su cuerpo) descansar para la eternidad en este bonito monasterio cercano a la capital Rumana.

en el interior…

Y, justo enfrente del altar se encontraba la tumba, un rectángulo de cemento en aquel suelo sobre el que una especie de medallón al interno de un cuadro mostraba la imagen del más sanguinario príncipe rumano, Vlad el empalador, el hijo del Dragón o del diablo.

La tumba con una vela siempre encendida…..

Tras visitar aquella bonita isla nos encaminamos hacia una pensión llamada Casa Verde que habíamos elegido el día anterior para descansar nuestros cuerpos, por su cercanía al monasterio.

La aplicación de reservas indicaba una dirección que nos llevó a a otro monasterio, el de Caldarusani , un lugar bastante más tétrico que el de Snagov debido a que enormes perros lo protegían, había un loco con barba que hablaba solo e incluso poseía un tenebroso aunque muy adecuado cementerio flanqueado por un enorme mastín…

Si al acompañar de la noche unimos tal cantidad de elementos es fácil comprender que, al no descubrir aquella Casa Verde que debía servirnos de morada por ningún lado, al menos a mi, se me empezarán a poner los pelos de punta haciéndome entender que, debíamos encontrar una rápida solución.

Dos o tres vueltas con el coche más nos bastaron para aceptar que aquella ubicación no era la correcta y decantarnos por otra opción que pudiese ilusionarnos. Así, tirando de historia y leyendas, salió el nombre de Tergoviste, antigua capital de Valaquia y lugar en el que Vlad levanto un magnifico castillo dominado por una torre, allí donde un domingo de resurrección de 1457 invitaría a más de 500 nobles a una cena para después empalarlos, el valle en que acabaría por empalar también más de 20000 cuerpos, obligando al emperador Mehmed II a escapar asustado…

Estas y otras historias nos animaban, acortando las distancias. Aún sabiéndonos cansados y reconociendo que nos separaba más de hora y media de camino, orientamos nuestras brújulas hacía esta meta.

Ayudados de las nuevas tecnologías y aplicaciones, nos hicimos con un hotel por poco más de 20 euros (100 lei) a menos de un kilómetro del centro histórico de la ciudad.

No sé si fruto de las guerras, de nuestro desconocimiento o de las prisas con que debíamos movernos (disponíamos de esa noche y una o dos horas por la mañana para realizar nuestras exploraciones), pero la ciudad tendría uno de los centros más pequeños que jamás haya visto, ya en Google Maps eran bien pocos los píxeles ocupados por el centro histórico de Tergoviste.

Tras aparcar nuestro coche y dejar las cosas en el hotel, nos aventuramos hacía allí en busca de un restaurante donde cenar, observar su famosa torre y adentrarnos en aquel valle de los empalados. El torreón y castillo no distaban mucho pero, por desgracia el recinto se encontraba cerrado y vallado con lo que poco o nada pudimos ver…

Nuestro otro objetivo era cenar así que, tras observar un bonito local pegado al mismo castillo, decidimos disfrutar de buenos platos rumanos en un restaurante que parecía más un centro o jardín de bodas, disfrutando parte de la marcha local de un viernes por la tarde en una de las más grandes ciudades rumanas.

Poco antes de medianoche y bastante cansados, volvimos a nuestros aposentos en busca de reposo. Al día siguiente intentaríamos visitar la torre y su castillo para no más tarde de las 10 de la mañana (distaba hora y media a Bucarest y debíamos dejar el coche a las 12 allí) dirigirnos hacía la capital rumana.

Si te ha gustado el post, tal vez pueda interesarte conocer de primera mano las leyendas y misterios que se esconden tras este enigmático país aquí Rumanía: Tras la sombra de Drácula.