Solos en la tumba de Drácula y sin idea de donde pasaríamos la noche.
Entrábamos en un pequeño poblado con humildes cabañas hasta que, a pocos cientos de metros de lo que sería el monasterio decidimos aparcar. Según la información recopilada el lugar se encontraba en una pequeña isla a la que pocos años antes sólo podía accederse en barca, para nuestra fortuna hace poco habían construido un puenteLeer más...
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